Italia y Rusia elevan el nivel
Los italianos, m¨¢s s¨®lidos tras el descanso, acaban con una excelente selecci¨®n rusa
Un partido de altura, jugado sobre las mejores premisas del f¨²tbol. Italia y Rusia se produjeron con ideas, estilo y recursos. Hubo tiempo para ver lo mejor de cada uno: el juego paciente y bien cosido de los rusos en el primer tiempo, el viejo libreto de Sacchi -presi¨®n, achique, fuera de juego-, la recuperaci¨®n italiana despu¨¦s de su desplome en el primer tiempo y la deslumbrante aparici¨®n de Zola en la segunda parte. Mezclados todos los ingredientes, salieron ganadores los italianos por solidez, equilibrio t¨¢ctico y poder competitivo.Afortunadamente la Eurocopa se ha levantado de un debil¨ªsimo comienzo. Se han visto selecciones interesantes, varias de las cuales han actuado con sentido com¨²n. O sea, no han mandado la pelota a paseo. Italia, que fue muy imprudente con el bal¨®n en el Mundial de Estados Unidos, elev¨® su nivel en el primer partido de la Eurocopa. A las cosas que ya se sab¨ªan, todo eso de la presi¨®n, a?adi¨® criterio en el juego. Presion¨® para jugar, que es de lo que se trata. En el segundo tiempo, borr¨® a los rusos, que hab¨ªan manejado el partido con una soltura extraordinaria.
Rusia reaccion¨® con sabidur¨ªa al gol que recibi¨®. Mejor, al gol que se marc¨® su portero. Este torneo est¨¢ dejando en mal lugar a los guardametas, empe?ados en complicar la vida a sus equipo. Para arreglar el roto causado por Cherchasov, los rusos recurrieron a un juego hermoso, establecido a partir del toque corto, de la paciente elaboraci¨®n y del dominio que estableci¨® Onopko en su infiltraci¨®n hasta el medio campo. Los italianos se vieron desbordados y no tuvieron manera de detener la delicada maquinaria rusa. Algunos problemas se hicieron inmediatos: Del Piero se sinti¨® incomod¨ªsimo en el r¨ªgido dibujo de Sacchi, acostado como estaba en la banda izquierda.
Las dificultades, que empezaron por ser generales, se concretaron en casi todos los lugares del campo. Albertini y De Matteo no pod¨ªan contener la cosedora rusa y hasta Maldini se sinti¨® apretado por KancheIskis, que le desbord¨® m¨¢s veces de las previstas. Rusia interpret¨® muy bien la vieja m¨¢xima: contra la presi¨®n, nada mejor que el buen manejo de la pelota, que fue de un lado a otro, de esta banda a aquella, adelante, atr¨¢s, adelante. Lleg¨® el gol y debi¨® producirse alguno m¨¢s. Pero a los rusos les falt¨® un poco de pegada. Cuando volvieron del medio tiempo, se enfrentaron a otro equipo.
Italia tom¨® posesi¨®n de segundo tiempo con una energ¨ªa tremenda. El equipo indeciso y sufriente de antes se convirti¨® en el ej¨¦rcito aplastante que quiere Sacchi. Adem¨¢s tuvo la gracia de permitir la aparici¨®n de sus mejores futbolistas. Funcionaron la colectividad y los individuos. Y el m¨¢s sobresaliente de todos fue Zola, naturalmente. Zola, que ha pasado tiempos dif¨ªciles con Sacchi, encontr¨® su espacio y su librillo. Como segundo delantero, destroz¨® a la defensa rusa por destreza y claridad. Sus intervenciones fueron tan venenosas como delicadas. Zola result¨® definitivo en la victoria de Italia, que comienza el torneo con poder¨ªo, con las viejas cualidades de su f¨²tbol -la organizaci¨®n y la capacidad competitiva- y con un gusto desacostumbrado por el juego. Al menos ayer en Anfield, frente a un rival notable, pero m¨¢s blando que los vencedores.
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