Los caballeros prefieren el cricket

No es f¨²tbol todo lo que reluce en la primavera deportiva brit¨¢nica, ni hooligans los ¨²nicos elementos destacables en el ampl¨ªsimo panorama de aficionados a este tipo de espect¨¢culos. Sin ir m¨¢s lejos, el jueves, el mismo d¨ªa que Holanda se bat¨ªa el cobre con la selecci¨®n suiza, y los b¨²lgaros consegu¨ªan triunfar un tanto irregularmente sobre los sufridos rumanos, el todo Londres -por encima de los 60 a?os de edad- se di¨® cita en el santuario del criket. Lord's, el estadio con m¨¢s solera de los dedicados a este extra?o deporte -acaso el m¨¢s ingl¨¦s de todos- abri¨® por primera vez las puertas del pabell¨®n conocido como Long Room a las mujeres. Por primera vez en 200 a?os de historia. Hasta ahora, tan s¨®lo la reina Isabel II hab¨ªa tenido el privilegio de acceder al pabell¨®n victoriano, custodiado celosamente por los miembros del club de cricket, todos ellos hombres, por supuesto.Cierto que en 1993, un equipo de cricket femenino fue autorizado a atravesar la zona camino del terreno de juego. Pero aquella fue una ocasi¨®n excepcional, porque la selecci¨®n inglesa disputaba la Copa del Mundo. La del jueves era tambi¨¦n una jornada especial: se jugaba un partido entre las selecciones femeninas de Inglaterra y Nueva Zelanda, y en las gradas figuraba hasta la ministra de Cultura, Virginia Bottomley. Sin embargo, no es probable que el gesto del jueves tenga continuidad alguna. ?Qu¨¦ ser¨ªa si no de las tradiciones brit¨¢nicas? Ya en 1991, el 67% de los 17.500 socios del club de cricket dejaron muy claro que no quer¨ªan mujeres entre sus miembros. Y aunque la mentalidad de estos simp¨¢ticos personajes cambiara de la noche a la ma?ana, a tenor de la lista de espera, no habr¨ªa un socio femenino hasta dentro de 18 a?os. Lo que resulta m¨¢s sorprendente, visto lo visto, es que haya una sola mujer interesada en pertenecer al club.