Parejas
Entre un auxiliar de Iberia que pide billetes gratis para su pareja homosexual de hecho y una lesbiana de Telef¨®nica que solicita 15 d¨ªas de vacaciones para irse de luna de miel con su compa?era, una parte de la sociedad se ha consternado. No mucha parte y no muy ruidosamente, desde luego, porque ya en Espa?a la velocidad de la sociedad es muy superior a la de los aviones y casi tan alta como la telef¨®nica velocidad de la luz. De hecho, el comit¨¦ de empresa de Telef¨®nica ha apoyado la petici¨®n de la trabajadora y la compa?¨ªa no se ha atrevido a decir no. En Francia, la SNCF, r¨¦plica de la Renfe, ya ha iniciado el viaje hacia la igualaci¨®n de sexos diferentes, si no tambi¨¦n indiferentes. Desde el pasado 10 de mayo, la SNCF ofrece tarifas reducidas a parejas sin preguntar nada respecto a los cromosomas. El paso que le queda por dar a la legislaci¨®n lo est¨¢ anticipando la vida misma. Si la sociedad occidental no se ha decidido todav¨ªa por sancionar la cohabitaci¨®n a todos los efectos, se encuentra a punto de hacerlo. La creciente realidad familiar est¨¢ abatiendo el imaginario convencional. De la pareja tradicional quedan cada vez menos ejemplares mientras las uniones de hecho, no importa de que g¨¦neros, cunde en los noventa. Y no s¨®lo por razones rom¨¢nticas. Si hay cohabitaciones hombre/mujer, hombre/hombre y mujer/mujer, hay tambi¨¦n, y cada d¨ªa m¨¢s, cohabitaciones entre hermanos, entre amigos, entre ancianos o entre religiosos que simplemente se acompa?an. Si ya existen sentencias favorables para la convivencia heterosexual de hecho a efectos de herencia o conservaci¨®n de un piso, ninguna raz¨®n existe para discriminar a otros ciudadanos que quieren compartir sus vidas. Colocar, un estigma sobre algunos por un viejo prejuicio moral es un juicio inmoral que s¨®lo a unos cuantos puede merecer estima.
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