Juguetes de la droga
Las historias de menores drogadictos surcan las zonas oscuras de la sociedad espa?ola
Luisa ha tenido poca suerte en la vida. De padre drogadicto y madre prostituta, comenz¨® a los nueve a?os a fumar hach¨ªs y poco tiempo despu¨¦s ca¨ªa en la fat¨ªdica trampa de la hero¨ªna. Realmente, hab¨ªa pocas opciones para emprender otro camino. Nacida en un barrio marginal de Sevilla, sus progenitores, enganchados al caballo, la utilizaron desde su m¨¢s tierna infancia como camello para vender papelinas de hero¨ªna y coca¨ªna, adem¨¢s de ser sometida a un aut¨¦ntico calvario. Sin cari?o ni afecto, Luisa se pasaba la mayor parte del d¨ªa sin salir de casa, obligada a realizar todas las tareas dom¨¦sticas y a cuidar de su hermano menor. La droga estaba al alcance de su mano y sucumbi¨® a la tentaci¨®n. Hoy tiene 15 a?os y vive en un centro de rehabilitaci¨®n de Andaluc¨ªa.El caso de la ni?a sevillana es uno m¨¢s de la larga lista de menores heroin¨®manos. Aunque la sociedad espa?ola haya ignorado sus dramas, lo cierto es que cientos de ni?os han pasado durante los ¨²ltimos a?os por distintos centros de desintoxicaci¨®n y muchos de ellos siguen todav¨ªa en tratamiento. Pedro, nacido en Melilla, tiene ahora 15 a?os y desde los nueve ha vivido en el mundo de la droga. A esa edad ya fumaba porros e inhalaba pegamento, pasos que fueron previos al consumo intermitente de hero¨ªna, de la que lleg¨® a fumarse entre una y dos papelinas diarias, en funci¨®n del dinero que pose¨ªa. De padres separados, Pedro y sus tres hermanos han vivido junto a su madre en distintas capitales espa?oles, sin que ¨¦sta pudiera evitar su absentismo escolar ni conseguir que pasara la mayor parte del tiempo en la calle junto a sus colegas. Cuando lleg¨® a manos del equipo terap¨¦utico que lo trata su estado f¨ªsico era "malo" y padec¨ªa el s¨ªndrome de abstinencia.
Los menores no siempre acceden a la hero¨ªna por,' el mismo camino, seg¨²n las fuentes consultadas. As¨ª lo confirma la historia de Antonio, de 16 a?os, prototipo del toxic¨®mano que llega al caballo por la v¨ªa de las drogas sint¨¦ticas, Nacido en C¨¢diz, de padre alcoh¨®lico, este adolescente comenz¨® a consumir todo tipo de anfetaminas y alucin¨®genos cuando apenas hab¨ªa superado los 10 a?os. Lo hac¨ªa junto con los dem¨¢s chicos y chicas de su pandilla, que varios a?os despu¨¦s se convertir¨ªan en unos fan¨¢ticos de la ruta del bakalao de la costa gaditana. Al final, llegar¨ªa su dependencia de la hero¨ªna y coca¨ªna, lo que le llev¨® a ingresar en un centro desintoxicaci¨®n. Sufr¨ªa delirios y paranoia.
Jos¨¦ Ram¨®n G¨®mez del Manzano, director de un centro de rehabilitaci¨®n de toxicoman¨ªas ubicado en Mairena del Alcor (Sevilla), perteneciente a la Asociaci¨®n Poveda, se?ala que el perfil de los menores heroin¨®manos coincide en la mayor¨ªa de los casos. Pero con la misma seguridad se muestra partidario de "romper el mito de que la drogodependencia s¨®lo afecta a barriadas marginales". En ese sentido, cita como ejemplo a Juana, de 17 a?os, cuya familia tiene una "posici¨®n alta, tanto econ¨®mica como culturalmente". La ni?a, que se inici¨® en el consumo de hach¨ªs y drogas sint¨¦ticas a los 10 a?os, entr¨® dos a?os despu¨¦s en "un proceso de desestructuraci¨®n personal acompa?ado de fracaso escolar" que deriv¨® hacia el consumo de hero¨ªna y coca¨ªna. .Ella nunca lleg¨® a adquirir conciencia de su situaci¨®n.
Juana se diferencia de muchos afectados en que no tiene problemas judiciales. "Esto es algo l¨®gico", dice G¨®mez del Manzano, quien agrega: "Las circunstancias econ¨®micas de su familia le permit¨ªan disponer del dinero necesario para el consumo y no como le ocurre a otros menores, que por carecer de recursos econ¨®micos se ven obligados a delinquir".
El director del Poveda subraya que en los casos de ni?os de familias acomodadas existe una "comprensible" falta de conciencia que les lleva, en un primer momento, a no abordar la drogadicci¨®n de sus hijos. "Llegan a facilitarles las cantidades l¨®gicas para su consumo diario, esperando de forma equivocada que el individuo reaccionar¨¢ de manera positiva. Tal vez porque ignoren que las sustancias, legales o ilegales, no s¨®lo crean dependencia, sino que desarrollan su tolerancia, entrando as¨ª en un c¨ªrculo vicioso".
G¨®mez del Manzano sostiene que "es posible" la rehabilitaci¨®n y reinserci¨®n de los menores que caen en las garras de las drogas. Pero se necesita la colaboraci¨®n de toda la sociedad. En su centro de rehabilitaci¨®n de toxicoman¨ªas, donde el Comisionado de la Droga de la Junta de Andaluc¨ªa tiene concertadas 13 plazas para menores, se recuperan actualmente un total de 11 adolescentes, de edades comprendidas entre los 15 y los 17 a?os. Aparte de este establecimiento, en Andaluc¨ªa existe otro centro espec¨ªfico de menores en el Cortijo de Santa Elena, en Puente Genil (C¨®rdoba), gestionado por la organizaci¨®n internacional Lucien J. Engelmejer / El Patriarca. Hasta el mi¨¦rcoles contaba con unas 70 personas, hombres y mujeres, de entre 14 y 30 a?os. Ese d¨ªa, a media tarde, se increment¨® el grupo con la llegada del ni?o heroin¨®mano de Murcia. Su caso ha conmocionado al pa¨ªs.
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