LA TELEFON¨ªA, AL SERVICIO DEL AMOR
Michelangelo Nonnis, un comerciante sardo de 37 a?os, va a casarse con una monja de clausura benedictina, de 35, natural de Sri Lanka y llamada entre rejas sor Mar¨ªa Gabriela y en la vida civil algo mucho m¨¢s largo y complicado: Anita Liberata Winaci Vijay Fernando, conocida en familia como Sud¨² (para tal viaje no se necesitaban las interminables alforjas anteriores). Sor Mar¨ªa Gabriela vino a Italia a prepararse para ser madre superiora en su tierra, tras haberse consagrado al Alt¨ªsimo a los 15 a?os, y sin sospechar que terminar¨ªa consagr¨¢ndose a alguien con menos cent¨ªmetros y que produce embalajes de polipropileno. El hombre que ha quitado la novia a Dios, como ha dicho un peri¨®dico, lleg¨® al convento para ayudar en unos traslados. Vio a Sud¨² entre rejas, y dice que por la mirada de ella not¨® que ah¨ª pod¨ªa haber tomate. El primer ¨®sculo fue con velo y todo, y sor Mar¨ªa Gabriela, picarona. reconoce que se dej¨® besar, con la boca cerrada, porque sab¨ªa que la abadesa tardaba bastante en subir las escaleras. La t¨¦cnica ha ayudado mucho a que Sud¨² cambie la clausura y el h¨¢bito blanco por el traje de novia: Michelangelo le entreg¨® subrepticiamente un walkie-talkie, y despu¨¦s, m¨¢s sofisticados, pasaron al celular, que ella escond¨ªa bajo el h¨¢bito. Cuando el comerciante le pregunt¨® "?es pecado grave enamorarse de una monja?", la risa de la benedictina le hizo comprender que iba por buen camino. Ahora van a casarse, pese a que a ella sus cinco hermanas y dos hermanos le han aconsejado que no se f¨ªe de los europeos. Porque sabido es que los europeos, pedazo de concupiscentes, ya no respetan ni los h¨¢bitos.-
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