Vista al frente
El art¨ªculo 30 de la vigente Constituci¨®n establece que: "Los espa?oles tiene el derecho y el deber de defender a Espa?a". El apartado segundo de ese mismo art¨ªculo a?ade que: "La ley fijar¨¢ las obligaciones militares de los espa?oles y regular¨¢, con las debidas garant¨ªas, la objeci¨®n de conciencia, as¨ª como las dem¨¢s causas de exenci¨®n del servicio militar obligartorio, pudiendo imponer, en su caso, una prestaci¨®n social sustitutoria". Bajo estos supuestos, el 14 de marzo de 1990 se constituy¨®- una Ponencia en el seno de la Comisi¨®n de Defensa del Congreso de los Diputados para "abordar el estudio y seguimiento de los temas relacionados con el modelo de Fuerzas Armadas en su conexi¨®n con el Servicio Militar", en consonancia con la propuesta formulada en, el debate de investidura de Felipe Gonz¨¢lez como presidente del Gobierno en 1989. Interesa recordar que por indicaci¨®n de los diversos grupos la Ponencia qued¨® compuesta por: Pedro Moya, Jordi Marsal y Federico Sanz, del Grupo Socialista; Javier Rup¨¦rez y Santiago L¨®pez Valdivieso, del Grupo Popular; Salvador Carrera, de CiU; Antonio Romero, de Izquierda Unida; Jos¨¦ Ram¨®n Caso, del CDS; I?aki Anasagasti, del PNV, y Antonio Moreno, del Grupo Mixto.En la sesi¨®n plenaria del Congreso de los Diputados del 27 de junio de 199 1, es decir hace cinco a?os, se aprob¨® el texto del dictamen de la Ponencia por 206 votos a favor, 25 en contra y 9 abstenciones: todo un caso de consenso. Ese dictamen se apoyaba en el Avance del Anuario Estad¨ªstico de Espa?a 1990 en donde se aprecia que hasta 1996 las disponibilidades de j¨®venes varones de 19 a?os permanecer¨¢n pr¨¢cticamente constantes, mientras que a partir de este a?o y hasta el 2006 se producir¨¢ un descenso del 37%, del cual m¨¢s de los dos tercios se registrar¨¢ entre los a?os 2000 y 20015. En consecuencia con estos valores de la variable demogr¨¢fica la Ponencia estimaba dif¨ªcil alcanzar los niveles de fuerza de 170.000 a 190.000 efectivos previstos en el modelo de Fuerzas Armadas del a?o 2000 si no fuera a trav¨¦s de un sistema de recluta universal. El modelo propugnado a la altura de 1991 preconizaba una tasa de profesionalizaci¨®n del 50% de los efectivos totales, es decir unos 85.000 a 95.000. Se consideraba ilusorio pensar en unas Fuerzas Armadas nutridas en su categor¨ªa de tropa y mariner¨ªa profesionales exclusivamente por voluntarios porque ello supondr¨ªa que casi un tercio de los j¨®venes en edad militar deber¨ªan, inflamados de ardor guerrero, acudir a alistarse como soldados o marineros profesionales y reunir las condiciones para ser aceptados.
El compromiso del presidente Aznar en su discurso de investidura del pasado 3 de mayo fue el de "iniciar la paulatina sustituci¨®n del modelo mixto de Fuerzas Armadas por otro estrictamente profesional, que ya no exigir¨ªa la prestaci¨®n del servicio militar obligatorio". Este horizonte dibujado para dentro de seis a?os rebasa de modo inesperado las previsiones del programa electoral del PP, que se limitaban a la reducci¨®n del servicio militar obligatorio a seis meses con una retribuci¨®n del 50% de salario m¨ªnimo interprofesional y al incremento del n¨²mero de soldados y marineros profesionales hasta los 70.000 desde los 30.000 actuales. Esta manera de proceder, sobrevenida por los acuerdos Rato-Molins, arrastrar¨¢ de nuevo una composici¨®n de los Ej¨¦rcitos desvinculada de las evaluaciones y de los an¨¢lisis de las amenazas exteriores, algunas de las cuales ser¨ªa suicida considerar cubiertas por la pertenencia a la OTAN. As¨ª que, sin dar vista al frente, el anuncio del rompan filas puede desencadenar el desplome s¨²bito del reclutamiento. En cuanto a los cuadros de mando, los denominados militares de carrera, deslumbrados por el arsenal barroco, se convirtieron hace tiempo en fervientes partidarios del voluntariado, de la profesionalizaci¨®n de los efectivos de tropa, obsesionados con que los nuevos sistemas de armas requieren manos cada vez m¨¢s expertas. Las declamaciones sobre las virtudes del soldado espa?ol se han evaporado: s¨®lo parecen quedar las armas y los deseados tecn¨®logos a su cargo. Continuar¨¢.
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