Injusticias del deporte

Seguramente, a la inmensa mayor¨ªa de los ciudadanos de este pa¨ªs el nombre de Roberto Parra les pasar¨¢ inadvertido. Todo lo contrario ocurre, sin embargo, con los nombres del azulgrana Iv¨¢n de la Pe?a, del madridista Ra¨²l, o del bilba¨ªno Julen Guerrero.El primero entrena cinco horas diarias, es campe¨®n de Europa j¨²nior, campe¨®n de Espa?a absoluto Indoor, campe¨®n de Europa absoluto Indoor, y campe¨®n de la Copa de Europa de Naciones; todo ello en la especialidad de 800 metros, una de las disciplinas m¨¢s caras del calendario; pero vive en Socu¨¦llamos, entrena en Toledo, trata con respeto a su entrenador -el admirable Mart¨ªn Velasco-, y practica el atletismo, un deporte que al parecer, en este pa¨ªs, no vende.

De los segundos, s¨®lo Ra¨²l ha ganado una Liga de Primera Divisi¨®n; entrenan poco, aunque, eso s¨ª, juegan en equipos hist¨®ricos grandes y tienen contratos millonarios blindados, coches de lujo, incluso algunos se han atrevido a replicar a su entrenador, y, sobre todo, pertenecen al mundillo del f¨²tbol, deporte que, seg¨²n parece, revienta los ¨ªndices de audiencia.

A partir de ahora a Parra, aun ganando cuatro duros, siempre se le va a exigir que gane, en un deporte donde s¨®lo gana uno; a los otros, ganando millones al mes, simplemente se les va a exigir que practiquen buen f¨²tbol, o que sean decisivos en un momento dado; si su equipo gana, el m¨¦rito ser¨¢ de ellos, si pierde, se compartir¨¢n las responsabilidades e incluso, casi seguro, la culpa ser¨¢ del en-

trenador. Son las injusticias del deporte.-