Cambio en Israel
NO HAY mucho motivo de entusiasmo en el discurso de investidura como primer ministro de Benjam¨ªn Netanyahu. Tampoco en la composici¨®n de su Gabinete. El nuevo primer ministro israel¨ª ha desplegado una infinita ambig¨¹edad para no abordar ni uno de los asuntos urgentes que ha de afrontar. Nada ha sugerido siquiera sobre la inminente cumbre ¨¢rabe en El Cairo, la parcial retirada militar. israel¨ª de Hebr¨®n pactada por Peres y Arafat o la fase final de las negociaciones entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina.En cuanto al Ejecutivo, s¨ª se puede decir que, participando en ¨¦l todos los sectores de la coalici¨®n de nacionalistas, ultraortodoxos y derechistas que a¨²pan a Netanyahu, a la mayor¨ªa, el reparto de carteras presenta el perfil m¨¢s moderado que pod¨ªa darse. Incluso teniendo en cuenta la oferta al carism¨¢tico Ariel Sharon del superministerio de Infraestructuras, cuando el general es un abierto partidario de la colonizaci¨®n en los territorios ocupados.
Netanyahu dijo en su discurso que quiere la paz con los ¨¢rabes, siempre que aporte seguridad a Israel. Esto lo hubiera dicho siempre cualquier l¨ªder israel¨ª. Pero el primer ministro se abstuvo de indicar c¨®mo piensa conseguirlo. Peres le advirti¨® que "no debe enga?arse, la paz no se conseguir¨¢ con bellas palabras. Sin compromiso territorial no habr¨¢ paz ni con los palestinos ni con los sirios y los libaneses".
Hay quienes apuestan por que el pragmatismo de Netanyahu le har¨¢ olvidar el duro programa de su campa?a, pero otros le consideran incapaz de una pol¨ªtica de verdadera negociaci¨®n. El mundo pronto tendr¨¢ ocasi¨®n de comprobar si cumple o no lo que prometi¨® en campa?a. Dichas promesas no son en parte sino recetas para el conflicto, como la reactivaci¨®n de los asentamientos jud¨ªos en Gaza y Cisjordania, operaciones policiales israel¨ªes en las zonas ya bajo jurisdicci¨®n palestina, el cierre de las oficinas de la OLP en Jerusal¨¦n, la suspensi¨®n de la retirada de sus tropas de Hebr¨®n o la negativa absoluta a negociar con Siria la devoluci¨®n del Gol¨¢n.
Los primeros pasos de Netanyahu han reforzado, en v¨ªsperas de la cumbre de El Cairo, a los ¨¢rabes m¨¢s esc¨¦pticos con el proceso de paz. Incluso Egipto ha sido muy duro al comentar el discurso de investidura. El ministro egipcio de Exteriores dijo que "clarifica el endurecimiento de la posici¨®n israel¨ª. Est¨¢ lleno de noes". La Siria de Hafez el Asad, que ya arrastraba los pies en el proceso de paz cuando en Israel gobernaba Peres, adelanta que solicitar¨¢ en El Cairo medidas concretas de rechazo a la nueva pol¨ªtica israel¨ª. Para evitar en estas circunstancias una peligrosa marcha atr¨¢s en Oriente Pr¨®ximo, EE UU debe conseguir de Netanyahu que renuncie a su promesa de construir nuevos asentamientos en Gaza y Cisjordania. Ser¨ªan una bomba contra la paz. Es de esperar que el pragmatismo, de no surgir del propio, Netanyahu, le sea inyectado desde el exterior.
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