Estilo Clemente
LA SELECCI?N espa?ola de f¨²tbol no es la selecci¨®n de Clemente. Y los problemas personales del t¨¦cnico con algunos medios de comunicaci¨®n no pueden ser m¨¢s que cuitas de un hombre sometido a escrutinio p¨²blico en raz¨®n de su cargo. Una cosa es que Clemente quiera imponer un estilo de juego a la inglesa (est¨¢ en su perfecto derecho) y otra que utilice a la selecci¨®n como caballo de batalla para resolver sus cuentas personales con algunos periodistas. Una cosa es que busque jugadores leales (o adecuados) a su forma de entender el f¨²tbol y otra que los utilice en las conferencias de prensa a modo de escudos humanos para que le aplaudan sus provocaciones o sus respuestas presuntamente ingeniosas.El ambiente de crispaci¨®n en el que se mueve la selecci¨®n es un hecho que nadie discute a estas alturas, en plena Eurocopa. Y no obedece a fen¨®menos propios del f¨²tbol nuestro de cada d¨ªa: no hay rencillas entre jugadores, no se han detectado camarillas, no hay org¨ªas de alcohol ni choque de personalidades entre alguna estrella y el entrenador. La selecci¨®n disfruta de una rutina apacible en comparaci¨®n con otros equipos. Y los jugadores demuestran su disciplina aceptando todas y cada una de las ¨®rdenes de Clemente sin un mal gesto.
Ese buen orden ha devenido en ambiente irrespirable por el mero hecho de que Clemente no puede soportar las cr¨ªticas de algunos medios de comunicaci¨®n, las convierte en una descalificaci¨®n global de la selecci¨®n y las utiliza para poner a prueba la lealtad de sus jugadores, obligados a cerrar filas en tomo a ¨¦l. As¨ª, una noche de celebraci¨®n como la del martes se convirti¨® en una cr¨®nica de sucesos por sus insultos a un periodista de la cadena SER.
Clemente insult¨® al periodista, lanz¨® un manotazo a su herramienta de trabajo (un micr¨®fono en este caso) y coaccion¨® al jugador que, libremente, hab¨ªa accedido a hablar con la cadena SER. No es la primera vez que Clemente demuestra su incapacidad para aceptar la cr¨ªtica, que por otra parte es consustancial a su trabajo, pero tan grave como su comportamiento es el de la federaci¨®n de f¨²tbol, la parte contratante. Silencio sospechoso, aprobaci¨®n impl¨ªcita. Este exceso merece una sanci¨®n, salvo que asumamos que en el f¨²tbol espa?ol est¨¢ ya todo permitido.
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