La ruleta arruina a Holanda
Francia fue mejor en los penaltis tras exponer menos durante el juego
Cobijada y a buen resguardo parte de la tarde, Francia se aup¨® a la semifinal tras 120 minutos de sequ¨ªa holandesa, el equipo que mejor expres¨® el f¨²tbol y m¨¢s empe?o puso en la victoria. Con su juego f¨ªsico y metal¨²rgico, los franceses pudieron descorchar un partido en el que expusieron menos que su enemigo, una Holanda que se mostr¨® un campeonato m¨¢s por debajo del aroma que desprenden sus apellidos. Holanda y Francia son dos escuelas antag¨®nicas. Ejecutan el f¨²tbol por dos v¨ªas opuestas. Holanda se desgarra sin la pelota. Es su musa. Francia est¨¢ m¨¢s c¨®moda en la contemplaci¨®n: su objetivo es robar el bal¨®n. A partir de sus credos respectivos, ambos equipos trenzaron un partido muy intenso, repleto de peque?os detalles y de enorme riqueza t¨¢ctica.Por primera vez en el torneo, Hiddink, que prescindi¨® de salida de Seedorf, enganch¨® a Bergkamp a la espalda de Kluivert. Del enlace surgi¨® la mejor conexi¨®n de la tarde. El primero se siente m¨¢s c¨®modo de frente a la porter¨ªa y el del Ajax sabe perfilarse a la perfecci¨®n para recibir de espaldas. Sobre ¨¦l cay¨® Desailly, que pese a su envergadura descomunal sufri¨® como pocas veces. Porque Kluivert le sac¨® de paseo a zonas destempladas, a la media punta, para dejar a su espalda un pasillo para Bergkamp. As¨ª dibuj¨® Holanda lo mejor del primer tiempo, con dos apariciones suyas supers¨®nicas por el cogote de los centrales franceses. En la primera ocasi¨®n fall¨® el propio Kluivert y poco despu¨¦s, Cocu, en una jugada iniciada con un pase magn¨ªfico de Jordi.
Francia expuso un f¨²tbol m¨¢s contaminado. Qu¨¦ obviedad. ?C¨®mo entender si no que Cantona y Ginola est¨¦n frente al televisor? Jacquet se ha inclinado por un grupo militarizado. Compacto como el cemento, pero corto de sutilezas. Se deja dominar sin rubor. Tiene una extraordinaria facilidad para birlar la pelota al contrario gracias al b¨ªceps de buena parte de su plantilla. Entonces, si la pelota llega a Djorkaeff, el faro de todo el equipo, imprime una quinta velocidad a sus acciones.
Esa aceleraci¨®n se produce habitualmente por las bandas, pero al jugar con dos extremos tan abiertos los holandeses -Jordi y Cocu- sus dos laterales -dos gacelas como Thuram y Lizarazu- quedaron atrapados en la marca. Al igual que Karembeu, quiz¨¢ su centrocampista m¨¢s decidido, demasiado pendiente de Witschge. Por todo ello Francia se qued¨® sin peso en el partido. Obligada a tomar el mando, Holanda estruj¨® el partido de su lado. Tuvo m¨¢s decisi¨®n que su oponente. Abroch¨® la pelota y la movi¨® con diligencia. A un lado y a otro, siempre de forma paciente, en b¨²squeda de una rendija. Su encomiable apuesta no obtuvo recompensa por falta de pegada, su mayor pecado en el torneo.
Con Holanda crecida y Francia agazapada todo discurri¨® hacia la ruleta, que premi¨® a quien menos hab¨ªa apostado. Y una vez m¨¢s Holanda, la inigualable guarder¨ªa del f¨²tbol europeo, acab¨® de rodillas.
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