Ni castillo ni leproser¨ªa
Conmemora Melilla el 500? aniversario de su conquista por los castellanos con una publicidad tan atractiva desde el punto de vista formal como pre?ada de visi¨®n de futuro en el fondo. Melilla se presenta no como la espa?ol¨ªsima cabeza de puente occidental en tierra de moros, sino como una ciudad donde conviven cristianos, hebreos, musulmanes e hind¨²es. Por ah¨ª deben ir los tiros. La ¨²nica posibilidad de desactivar la reivindicaci¨®n marroqu¨ª sobre Ceuta y Melilla es oponerle un proyecto de ciudades abiertas, democr¨¢ticas, tolerantes y pr¨®speras.Pero Melilla ha tenido mala suerte. Hace pocos meses, unos legionarios lanzaron all¨ª una razia contra un barrio de musulmanes, resucitando el esp¨ªritu de cruel e indiscriminada venganza con el que, hace 75 a?os, respondieron sus predecesores en el Tercio al desastre de Annual. Ahora, Melilla es escenario de duros enfrentamientos entre la polic¨ªa y los inmigrantes ilegales. Atrapados en una ratonera -no pueden ser expulsados a Marruecos, porque los marroqu¨ªes no admiten que procedan de su territorio, y se les impide cruzar a la Pen¨ªnsula porque no tienen papeles-, esos africanos, como el pasado verano con los de La Muralla ceut¨ª, han explotado con los primeros calores.
Melillenses y ceut¨ªes buscan en vano en Madrid respuestas a sus problemas de fondo -cu¨¢l es su identidad, c¨®mo relacionarse con su entorno, qu¨¦ discurso oponer a las reivindicaciones marroqu¨ªes...- y coyunturales -qu¨¦ hacer con los ilegales que Marruecos filtra cuando le conviene subir la tensi¨®n, c¨®mo afrontar la asfixia econ¨®mica por la lucha contra el contrabando desarrollada por las autoridades de Rabat...-. Madrid, sea cual sea el Gobierno, no quiere l¨ªos, ni tiene cinco minutos para reflexionar sobre esas ciudades. Con reiterar su espa?olidad, adoctrinar a los diplom¨¢ticos para que no hablen de ellas con extranjeros, encargar a los militares planes para su defensa y ordenar a los delegados que se busquen la vida cree que cumple.
As¨ª, melillenses y ceut¨ªes deber¨ªan usar sus estatutos de autonom¨ªa para construir su identidad, planear su futuro y presionar a Madrid en casos como el de los africanos. Ceuta y Melilla no pueden ni ser castillos cruzados en tierras de infieles ni leproser¨ªas para inmigrantes Ilegales.
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