El tebeo del 'Maese Pedro', de Falla y Mariscal
El dise?ador mallorqu¨ªn hizo una divertida escenograf¨ªa en la representaci¨®n del Carlos V
El Festival de Granada llega a esta su 45? edici¨®n lleno de frescura y rozagante, a pesar de las mudanzas y de la evoluci¨®n de los gustos impuestas por el paso del tiempo. Sin embargo, el festival granadino sigue siendo el mismo de siempre, lo que se debe, probablemente, a una raz¨®n: su talante, su ambiente, su belleza y su clima los determina la fascinaci¨®n que crea esta ciudad. Toda ella y no s¨®lo a los excepcionales monumentos legados por la m¨¢s refinada cultura de los ¨¢rabes. Es bueno entonces que el director Alfredo Aracil invada y llene Granada entera de festival.Naturalmente, los conciertos del ¨¢mbito del palacio dio Carlos V siguen y deben seguir, aunque no ser¨ªa malo cuidar con tino su administraci¨®n. Por ejemplo, el Concerto de Falla -que defendieron Jos¨¦ Ramon Encinar, la poderosa y entusiasta clavecinista Elisabeth Chojnacka con cinco solistas de la orquesta granadina- e incluso el mismo Retablo de maese Pedro no se benefician, sino todo lo contrario, de la ac¨²stica al aire libre del Carlos V. Y puede resultar un tanto absurdo que entre tanto est¨¦ cerrado el auditorio.
Este a?o, en el que se conmemora el cincuentenario de su muerte, domina aqu¨ª Manuel de Falla. Su obra es bien conocida y frecuentada, as¨ª es que, en principio, debe aplaudirse cualquier intento de una expresi¨®n renovada de su obra. Por esta vez, toc¨® al Retablo la noche del s¨¢bado y toc¨® a Atl¨¢ntida anoche. Ambas piedras fundamentales de la creaci¨®n fallesca deben someterse a puntos de vista diferentes de los habituales: en la pieza cervantina los de Javier Mariscal y en la cantata verdagueriana los de la Fura dels Baus.
El episodio de Don Quijote en la venta, siguiendo el romance de la libertad de Melisendra, ha tenido muchos montajes, desde los de Manuel ?ngeles Ortiz, Hernando Vi?es, Hermenegildo Lanz e Ignacio Zuloaga, hasta los de las marionetas italianas de Podrecca. Pero antes que ninguno, lo mont¨® y pint¨® en nuestro siglo en el Ateneo de Madrid, Joaqu¨ªn Xaudar¨®, un dibujante que aparec¨ªa a diario en el peri¨®dico Abc.
Se celebraba en 1905 el tercer centenario del Quijote y junto a disertaciones de los m¨¢s prestigiosos intelectuales y especialistas de la ¨¦poca, el cr¨ªtico musical Cecilio de Roda trat¨® el tema de las canciones, los instrumentos y las danzas en la obra cervantina. Como final, se hizo ley¨® el cap¨ªtulo correspondiente al Retablo por el entonces muchacho Rafael Calvo, Seraf¨ªn ?lvarez Quintero y Carlos Fern¨¢ndez Shaw.
Es curioso que Falla, casi 20 a?os despu¨¦s, al bucear en nuestro pasado culto y popular para su obra emple¨® no pocas m¨²sicas de las seleccionadas por Roda como ilustraci¨®n, mientras Xaudar¨® pint¨® gracias estampas que vienen a ser el lejano antecedente de los divertidos c¨®mics teatrales de Javier Mariscal, con los que en la actual versi¨®n se sustituye el teatrillo de maese Pedro.
Falla era quien era como Cervantes y Mariscal, quien ha hecho lo que esper¨¢bamos de ¨¦l: un delicioso tebeo sobre El retablo de maese Pedro. La actitud conlleva cierta dosis de banalizaci¨®n aplicada a una obra genial. No se escuch¨® en el Carlos V tal adjetivo de labios de nadie, sino simplemente el de divertido. Tampoco le habr¨ªa importado el trueque a Falla, que dec¨ªa que divertirse cuando compon¨ªa o, con sus palabras, "al ejercer su noble oficio".
Banalizaci¨®n
Quiz¨¢ tal banalizaci¨®n no se debi¨® s¨®lo a la labor de Javier Mariscal y dependi¨® en parte de una versi¨®n musical apresurada y falta de respiraci¨®n en la que no reconoc¨ªamos al excelente m¨²sico que es Jos¨¦ Ram¨®n Encinar. Y es que entre la mediana ac¨²stica y la presi¨®n ejercida por la tambi¨¦n vertiginosa sucesi¨®n de proyecciones, todo qued¨® un tanto descoyuntado en esta primera representaci¨®n que, como casi siempre, tuvo algo de ensayo general con todo. A eso asistimos y con eso se divirti¨® de lo lindo el p¨²blico que llen¨® el Carlos V.Tambi¨¦n rompi¨® moldes, la noche anterior, el estupendo pianista Claudio Mart¨ªnez Mehner, pues se apart¨® de los clich¨¦s que suelen aplicarse a las noches en los jardines de Espa?a, para extra?eza de algunos. Pienso que se acerc¨® mucho a la intenci¨®n de Falla al crear el mundo po¨¦tico, evocador y hondo que se propuso el compositor gaditano, tan lejano de lo que Miguel de Unamuno denominaba "Espa?ita patria chica". Ros Marb¨¢, en los Nocturnos y en la Sinfon¨ªa pastoral de Beethoven, se mostr¨® como el art¨ªfice hondo, puro y sensible que es y obtuvo de la Orquesta Sinf¨®nica la m¨¢s adecuada respuesta.
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