Una leve sombra de racismo

Algunos estudiantes se han enfrentado con un racismo que quiere ser velado, pero resulta evidente, como explican un joven africano y otro asi¨¢tico.

Guinea Ecuatorial. Maximiliano Nkogo Esono, de 23 a?os, lleg¨® hace un a?o de Guinea Ecuatorial. Desde entonces estudia filolog¨ªa hisp¨¢nica en la Complutense. A su llegada, se aloj¨® en un colegio mayor. Los problemas empezaron cuando busc¨® piso: "Antes de eso yo no sab¨ªa lo que significa la palabra racismo. Ahora s¨ª". Dos meses estuvo buscando, y siempre se top¨® con la misma situaci¨®n: al enterarse los due?os de la casa de que era negro, el piso ya no estaba disponible. De Madrid le encanta la amplia oferta de charlas y conferencias, que frecuenta a menudo. Y la marcha le parece demasiado: "Cuando amigos espa?oles me avisan para salir de juerga en tiempo de ex¨¢menes y no voy, me llaman se?orito", cuenta ri¨¦ndose. A pesar del estr¨¦s, Madrid le parece una ciudad acogedora. Lo que m¨¢s le gusta son las espa?olas, "tan guapas y amables", y lo que menos, el racismo, "esa estolidez mental".

Corea. Youngsik Sim, de 32 a?os, comenz¨® el pasado julio su doctorado en Ling¨¹¨ªstica Espa?ola. Su vida est¨¢ jalonada por paseos por los parques y visitas a los museos entre muchas horas de estudio. Siente nostalgia por su pa¨ªs. "En Corea estaba m¨¢s c¨®modo. A veces me llaman chino, y eso no me enfada, pero revela poco conocimiento de otras culturas". "Lo que m¨¢s me gusta es el cuidado de las zonas verdes". Y da un consejo: que los madrile?os se relajen al volante.