Lucian Freud, en la region de los lagos
El pintor brit¨¢nico vivo m¨¢s importante expone en un museo campestre
Kendal, un lugar en Cumbria, una regi¨®n del norte de Inglaterra a tres horas y media de distancia de Londres, es desde el mi¨¦rcoles lugar de peregrinaje para los amantes del arte de Lucian Freud, de 73 a?os, uno de los grandes maestros vivos de la pintura brit¨¢nica. En este lugar de la regi¨®n de los lagos recreada por Constable se expone una retrospectiva de la obra del artista desde 1939 hasta hoy. Acaso lo m¨¢s llamativo sean las nueve obras recientes del pintor nacido en Berl¨ªn en diciembre de 1922, hijo del arquitecto Ernst Freud y nieto de Sigmund Freud.
Edward King, director de la Abbot Hall Art Gallery, que alberga esta muestra de 40 lienzos y aguafuertes hasta el 8 de septiembre; explica las razones fortuitas que han permitido a Kendal alzarse con este trofeo art¨ªstico singular. "Desde que el representante de Luc¨ªan Freud, Aquavela, se traslad¨® a Am¨¦rica, el pintor no tiene una galer¨ªa fija, y se nos ocurri¨® que la nuestra podr¨ªa ser un lugar ideal". Abbot Hall, una casa se?orial del siglo XVIII convertida posteriormente en museo, se ha convertido as¨ª en el m¨¢s improbable escenario para acoger los perturbadores cuadros de Lucian Freud. "El autor ha estado encantado cor la idea de exponer aqu¨ª desde el primer momento.. Lo primero, porque Abbot Hall tiene las dimensiones de una aut¨¦ntica casa y los cuadros de Freud lucen admirablemente en este contexto dom¨¦stico, lejos de las grandes salas de las galer¨ªas tradicionales", a?ade King. El propio Freud ha colaborado con la galer¨ªa siguiendo el rastro de sus obras, muchas de ellas en manos privadas, desde el autorretrato Hombre con una pluma, fechado en 1943, hasta los ¨²ltimos cinco lienzos y cuatro aguafuertes salidos de su estudio en Holland Park, en el Londres se?orial, donde reside el pintor desde, hace veinte a?os. Es una rara oportunidad de contemplar en toda su perturbadora presencia los desnudos de su gigantesca modelo Sue, que ser¨¢n bien pronto vendidos en Estados Unidos, junto a algunas de las obras m¨¢s celebradas del autor como Enferma en Par¨ªs, el retrato de su primera mujer, Kitty Garman. Acaso el contraste entre el paisaje buc¨®lico de Kendal y la brutal carnalidad de los cuadros haya sido el detalle decisivo para convencer a Freud de las ventajas de Abbot Hall. El artista -que pretende cuando menos causar "impacto" con sus lienzos- debe haberse sentido satisfecho con el resultado logrado en Kendal. Refiri¨¦ndose a su obra, Freud se?al¨® en cierta ocasi¨®n: "Intento ser realista, pero espero que mis pinturas perturben a la gente. Un buen cuadro deber¨ªa herir las sensibilidades". La muestra de Kendal lo consigue. Las carnes rebosantes y rojas de sus modelos desnudas hieren de alguna sutil manera con la evidencia de la fealdad humana. En una entrevista publicada recientemente en el dominical The Observer, Freud reconoc¨ªa su obsesi¨®n por "las personas de proporciones inusuales o extra?as". Sleeping by the lion carpet (1995-1996), es acaso la pieza m¨¢s espectacular de la muestra. Pintado en su estudio, en el lienzo reina la magistral presencia de carnes desbordantes de la modelo desnuda, abandonada sobre un viejo sof¨¢ con el fondo de un tapiz de leones. El pintor lo compr¨® por 20 libras en el mercado de Portobello Road despu¨¦s de un infructuoso peregrinaje por toda Inglaterra, y el azul artificial del falso cielo africano matiza admirablemente los rojos de la carne desnuda. La prensa ha destacado la iron¨ªa de esta exposici¨®n, que coincide en el tiempo con la magna muestra de la obra de Francis Bacon organizada por el Centro Pompidou de Par¨ªs. Bacon y Freud mantuvieron durante 30 a?os una intensa amistad que se rompi¨® ¨¢speramente. Ambos compart¨ªan una fascinaci¨®n total por los grandes maestros de la pintura cl¨¢sica como Vel¨¢zquez o Ticiano. Ambos pretend¨ªan, de alguna forma, desfigurar la perfecci¨®n extrema de los cl¨¢sicos con un toque de realismo tr¨¢gico. Por detr¨¢s de las monstruosas mujeres desnudas de Freud, como las dos hermanas del cuadro Pluto and the Bateman sisters, otra de sus obras recientes, late la admiraci¨®n del pintor por las dos suntuosos versiones de Diana cazadora salidas del pincel de Ticiano que se exhiben en la Galer¨ªa Nacional de Escocia. Uno de los pocos retratos vestidos es el de su hija, la dise?adora Bella Freud; se reserva un toque de carnalidad en los pies desnudos. "Cuando pinto ropa, lo que en realidad estoy pintando es gente desnuda cubierta por ropa. Eso es lo que m¨¢s me gusta de Ingres. Siempre me ha parecido que, incluso produciendo los mejores pliegues de tela del mundo, no hace otra cosa que pintar desnudos", declara ' Luc¨ªan Freud. Ciudadano brit¨¢nico desde 1939, seis a?os despu¨¦s de la llegada de la familia Freud a Inglaterra, Lucien recibi¨® una educaci¨®n esmerada, destinada a desarrollar sus extraordinarias dotes art¨ªsticas. Poco despu¨¦s de su primera exposici¨®n en Londres, en 1950, Freud comenz¨® a recibir premios y cr¨ªticas elogiosas. El Museo Nacional Reina Sof¨ªa, en Madrid, acogi¨® en 1993 la ¨²ltima gran exposici¨®n retrospectiva de la obra de Freud, que a sus 73 a?os sigue afrontando riesgos con su pintura. "En arte siempre hay que arriesgarse. En la vida es m¨¢s dif¨ªcil definir lo que es el riesgo; a menos que uno haga como he hecho yo mucho tiempo, jugar a la ruleta rusa con los coches. Conducir por la carretera con los ojos vendados para probar mi suerte. En el trabajo, una de las cosas estimulantes y que te hacen seguir adelante es la dificultad"
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