El rey de la parodia
Despu¨¦s de una larga etapa como gagman y guionista de televisi¨®n, a finales de la d¨¦cada de los sesenta, Mel Brooks comienza una larga andadura como productor, director, guionista y actor de cine. En poco m¨¢s de 25 a?os le lleva a realizar una docena de pel¨ªculas, que le convierten en el rey de la parodia, el c¨®mico m¨¢s veterano del cine norteamericano y el creador de una tan peculiar como limitada escuela de comedias.Mientras sus conocidos alumnos, los actores, guionistas y directores Gene Wilder, Marty Feldman y Dom de Luise han desaparecido tras sus irregulares experiencias durante los a?os setenta y ochenta, el maestro Mel Brooks contin¨²a tan incombustible como el primer d¨ªa. Su m¨¢ximo e insuperable defecto, tanto del maestro como de sus alumnos, es que su humor queda reducido al terreno de la parodia y lo ejercitan con una imaginaci¨®n siempre demasiado t¨ªmida. Por eso, despu¨¦s de haber parodiado a Frankenstein en El jovencito Frankenstein (1974), el cine mudo en La ¨²ltima locura (1976), las pel¨ªculas de Alfred Hitchcock en M¨¢xima ansiedad (1977), la saga de La guerra de las galaxias en La loca historia de las galaxias (1987), a Robin Hood en Las locas, locas de Robin Hood (1993), por citar tan s¨®lo algunos de sus t¨ªtulos m¨¢s conocidos, ahora a los 70 a?os Mel Brooks ha elegido como centro de sus bromas a Dr¨¢cula.
Dr¨¢cula, un muerto muy contento y feliz
Director: Mel Brooks. Guionistas: Mel Brooks, Rudy de Luca, Steve Haberman. Fotograf¨ªa: Michael D. O'Shea. M¨²sica: Hummie Mann. Estados Unidos, 1995. Int¨¦rpretes: Leslie Nielsen, Peter MacNicols, Steven Weber, Amy Yasbeck, Lysette Anthony, Harvey Korman, Mel Brooks. Estreno en Madrid: Callao, Bristol, Vergara, La Vaguada, Liceo, Ciudad Lineal, Albufera, Aluche.
Su sistema de trabajo siempre es el mismo. Parte de un mito o unas historias lo suficientemente conocidas para que el m¨¢s tenue y burdo gui?o sea vertido por el spectador y pueda provocar su posible hilaridad. Debido a ello, cuanto mejor y m¨¢s definido sea el original, el resultado se sit¨²a a una mayor altura. Esto hace que Dr¨¢cula, un muerto muy contento y feliz aparezca entre sus mejores trabajos, lo cual tampoco es decir mucho, en la medida que se limita a seguir la novela de Bram Stoker introduciendo sus habituales elementos distorsionadores para provocar la risa. Y el original es lo suficientemente bueno, tiene una estructura dram¨¢tica tan s¨®lida que puede soportarlo casi todo.
Dentro de sus evidentes limitaciones, siempre derivadas de un gui¨®n donde falta imaginaci¨®n por todas partes, el resultado se mantiene en pie gracias al trabajo de algunos actores. En primer lugar aparece Leslie Nielsen, que hace un Dr¨¢cula con claras referencias en su atuendo al de Francis Ford Coppola, y luego el propio Mel Brooks por la sobriedad de sus actuaciones, frente a los evidentes excesos de Peter MacNicol. Adem¨¢s de una breve aparici¨®n de Anne Bancroft, casada en la vida real con Mel Brooks. No obstante, sus mejores pel¨ªculas siguen siendo aquellas en que se limita a hacer de productor y se sit¨²an en el terreno dram¨¢tico, tal como ocurre en El hombre elefante (1980), de David Lynch, y La carta final (1987), de David Jones, por poner tan s¨®lo dos buenos ejemplos.
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