En el Tour no se espera por nadie
Heulot sucede en el liderato a Moncassin tras una escapada de casi 200 kil¨®metros
Apenas una escaramuza que llevarse al cuaderno de notas, cuando Virenque sufri¨® un corte y todos sus rivales le empujaron al potro de tortura. El Banesto, la ONCE, el Mapei, el Telekom comenzaron a reclutar corredores para empujar al pelot¨®n. Era un ensayo en vivo, bastaba con echar un vistazo a la cabeza para darse. cuenta de que alguien de mediana importancia ten¨ªa que estar detr¨¢s. Era Virenque, el recalcitrante rey de la monta?a, acompa?ado del l¨ªder Moncassin. Se hab¨ªa quedado en un segundo grupo y sus colegas decidieron no esperarle. En realidad, aqu¨ª nadie espera a alguien. La operaci¨®n parec¨ªa desproporcionada dado que no se tiene a Virenque por una amenaza cierta, pero en el trasfondo hab¨ªa otra conclusi¨®n: tal y como es este Tour, ning¨²n l¨ªder quiere que los escaladores lleguen vivos y coleando a la primera cita con la monta?a. A los escaladores hay que castigarlos en este terreno.El Tour se puso serio por un momento.. Napole¨®n Rossel tuvo que llamar a filas a todo su equipo y pedir ayuda a lo que quedaba del Gan, pero el Gan poco ten¨ªa que objetar aun cuando al lado de Virenque caminara el l¨ªder. Varios kil¨®metros por delante hab¨ªa si tuado al joven Heulot, el mejor si tuado de los seis escapados, seis hombres que llegaron a tener una renta de 16 minutos. As¨ª que el Gan jugaba con comod¨ªn: si todo marchaba bien y la escapada ten¨ªa ¨¦xito, Heulot suceder¨ªa a Moncassin. Y el Gan dijo que no. La re friega dur¨® unos minutos y qued¨® en un simple susto, pero es indicativo de lo que puede suceder en cualquier momento. En la batalla por ir eliminando rivales no habr¨¢ compasi¨®n. Entre tanto, el pelot¨®n se movi¨® con orden. S¨®lo permiti¨® una escapada y para ello ten¨ªa que cumplirse un requisito: que el Gan no perdiera el liderato. La composici¨®n del grupo no deja lugar a dudas, un pu?ado de modestos originarios de equipos sin sprinters bajo la estrecha vigilancia de Heulot, el actual campe¨®n de Francia, un joven corredor que estuvo en el Banesto de paso. La disciplina del equipo espa?ol es tan severa que Heulot termin¨® aceptando otras ofertas que le prometen dinero y algo m¨¢s de autonom¨ªa deportiva. Le han dicho que puede ser alguien en el ciclismo y muy pronto. Quien corre para Banesto en el Tour ya sabe lo que dicta el reglamento de r¨¦gimen interno del equipo: primero, lealtad a Indur¨¢in; luego, ya veremos. Heulot es un hombre que se maneja en la monta?a. Como l¨ªder est¨¢ m¨¢s capacitado que Moncassin para defenderse en los Alpes.
Cuando Indur¨¢in dio su permiso el pelot¨®n comenz¨® a funcionar para, reducir el tama?o de la escapada. Los m¨¢s de 17 minutos se convirtieron en seis. Luego vino la refriega con Virenque, hasta que el franc¨¦s lleg¨® de nuevo a ingresar en el pelot¨®n. El par¨®n subsiguiente permiti¨® a los escapados cobrar vida y observar que contaban con 10 minutos de ventaja a una distancia prudencial de la meta. Los sprinters dimitieron de la caza y los dos grandes espa?oles, Banesto y ONCE, colaboraron para que Heulot no se cobrara una ventaja que pudiera ser preocupante, no vaya a ser que este corredor se convierta en una de las sorpresas de la carrera. Banesto y ONCE echaron cuentas de la jornada y no les sali¨® redonda: el Tour sigue bajo control en lo que a los grandes apellidos afecta, pero ayer tuvieron algunos problemas. El Banesto perdi¨® a Miranda y decidi¨® retrasar a Jim¨¦nez. La ONCE sufri¨® la ca¨ªda de Stephens, que lleg¨® a 12 minutos, y tiene al escalador I?igo Cuesta con problemas en la rodilla. Nadie pudo esperar por ellos. Aqu¨ª no se espera por nadie.
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