Tiempo de cuartetos

No se ha prodigado en exceso la m¨²sica de c¨¢mara -y en conereto, los cuartetos- en los festivales Mozart de la revista Scherzo. Como excepci¨®n, en el 91, a?o del segundo centenario de la muerte del compositor, el cuarteto Melos de Sttugart ofreci¨® en cuatro conciertos los seis dedicados a Haydn y, reforzado por el viola Enrique de Santiago, tres de los maravillosos quintetos de cuerda, pero no deja de ser significativo que hasta esta edici¨®n no se hubiese interpretado ni un solo cuarteto de Haydn.Es buen s¨ªntoma el cambio de tendencia. Los cuatro conciertos de esta semana son, de hecho, ejemplares, y al decir esto no me refiero ¨²nicamente a los int¨¦rpretes, sino tambi¨¦n a los programas.

El Alban Berg seleccion¨® tres de los seis cuartetos que Mozart compuso a Haydn, que constituyen el punto m¨¢s alto de su aportaci¨®n a este g¨¦nero. La versi¨®n fue profundamente vienesa: profunda, en la mirada de un grupo que plantea sus interpretaciones desde una sensibilidad actual; vienesa, en la transparencia sonora y en lo que podr¨ªamos denominar expresi¨®n c¨¢lida. No es raro que en un cuarteto, como el Alban Berg, que deja su sello en Beethoven o en los valses y polkas de la familia Strauss. Por s¨ª mismos o en versiones para grupo de c¨¢mara de Sch?nberg, Berg o Weber, es decir, Viena desde Viena, con el tiempo como espejo.

Al Sine Nomine le corresponde un m¨¦rito muy de agradecer. Cada uno de sus tres programas (hoy es el ¨²ltimo) comienza por un cuarteto de Arriaga. La amabilidad, el melodismo encantador ("deliciosamente anacr¨®nico", escribe Luis Carlos Gago), del precoz compositor bilba¨ªno fallecido antes de cumplir los 20 a?os, es sacado a flote por el Sine Nomine- con una naturalidad no exenta de nostalgia.

Compositor de referencia

Tambi¨¦n en cada sesi¨®n hay un cuarteto de Haydn. Bell¨ªsimo el Opus 77 n¨²mero 1 del mi¨¦rcoles; la interpretaci¨®n, vibrante y sin excesos expresivos deja las cosas en su sitio y reivindica la lucidez de un compositor de referencia no siempre atendido como merece (una excepci¨®n: el festival de Edimburgo dedica este verano 19 programas a los cuartetos de Haydn).Cristina Bruno fue la solista del primero de los dos cuartetos con piano de Mozart. Impulsiva, de sonido compacto, se uni¨® felizmente al Sine Nomine para redondear una tarde de gran m¨²sica. Y es que no solamente de ¨®peras o sinfon¨ªas viven los mozartianos madrile?os. Esta semana parece haber tra¨ªdo el tiempo de los cuartetos, qu¨¦ bien.