Los pr¨ªncipes de Gales anuncian su divorcio d¨ªas antes del 15? aniversario de su boda
Se acabaron las especulaciones en torno a la pareja real m¨¢s conflictiva de la historia moderna. Diana y Carlos de Gales sellaron ayer su separaci¨®n matrimonial de hace casi cuatro a?os con un acuerdo "amistoso" de divorcio que fue anunciado en medio de gran expectaci¨®n por el palacio de Buckingham y por los respectivos abogados de la pareja en v¨ªsperas del decimoquinto aniversario de su boda, el 29 de julio pr¨®ximo. Los t¨¦rminos del acuerdo, fijados con precisi¨®n sibilina, se ajustan a la oferta realizada por el pr¨ªncipe Carlos a su esposa hace poco m¨¢s de una semana.
Los papeles del divorcio se presentar¨¢n el lunes en el juzgado pertinente y el 28 de agosto, cuando todo haya concluido, Diana perder¨¢ el tratamiento de Alteza Real y su despacho en el palacio del pr¨ªncipe. Ambos compartir¨¢n la custodia y educaci¨®n de sus hijos, que vivir¨¢n con la princesa.Una cl¨¢usula de confidencialidad impedir¨¢ a Diana de Gales desvelar los detalles econ¨®micos del divorcio real, aunque se estima que la madre del futuro rey de Inglaterra recibir¨¢ entre 15 y 17 millones de libras esterlinas (entre 3.000 y 3.400 millones de pesetas), lo que se calcula le reportar¨¢ unos ingresos anuales de 96 millones de pesetas, una cantidad cercana a la que gasta en la actualidad, informa Efe.
La batalla de Diana de Gales ha terminado. Apenas un par de horas despu¨¦s de que el presidente surafricano, Nelson Mandela, abandonara ayer Londres, los papeles del acuerdo m¨¢s esperado fueron distribuidos a la prensa.
Conten¨ªan pocas novedades. Algunos triunfos esenciales para la princesa, como la suma econ¨®mica con la que la Casa de Windsor la despide. Adem¨¢s de ello, Diana recibir¨¢ 400.000 libras esterlinas anuales (80 millones de pesetas) para pagar a su reducido equipo de prensa y a sus secretarios privados.
Las oficinas de la princesa quedar¨¢n Instaladas en su actual domicilio, el palacio de Kensington, que conservar¨¢, as¨ª como la custodia compartida de sus hijos, Guillermo, de 14 a?os, heredero del trono, y Enrique de 11 a?os. Los deseos de la princesa Diana de mantener su cuartel general en el palacio de St James's se han estrellado contra la determinaci¨®n del que bien pronto ser¨¢ su ex marido.
Con todo, el acuerdo de divorcio parece haber logrado la cuadratura del c¨ªrculo. Es decir, desposeer a la princesa de Gales de su tratamiento real sin apearla completamente de su condici¨®n de miembro de la familia real, lo cual hubiera producido algunos problemas de protocolo considerablemente graves, dado que es la madre del segundo heredero del trono brit¨¢nico en l¨ªnea directa, el pr¨ªncipe Guillermo.
No podr¨¢ ser reina
Diana de Gales pierde cualquier remota posibilidad de ser reina de los brit¨¢nicos, pero se le conceden los privilegios inherentes a su condici¨®n de madre de un futuro rey.Uno de los p¨¢rrafos del comunicado emitido por el palacio real de Buckingham es sumamente elocuente al respecto. Diana de Gales, dice el texto oficial, "ser¨¢ contemplada como un miembro de la familia real por lo que, de vez en cuando, y como en el caso de otros miembros de la familia real, recibir¨¢ invitaciones de la propia soberana o del Gobierno. En estas ocasiones, la princesa recibir¨¢ el tratamiento de que ha disfrutado hasta el presente".
Adem¨¢s de ello, Diana, princesa de Gales, tal y como ser¨¢ conocida a partir del 28 de agosto cuando el procedimiento de divorcio termine, podr¨¢ seguir utilizando el Real Escuadr¨®n en sus vuelos oficiales, insignias, ¨®rdenes y dem¨¢s t¨ªtulos e incluso, los departamentos estatales del palacio de St James's, previo permiso de la soberana.
Ayer ninguno de los principales protagonistas de la historia hizo declaraci¨®n alguna. La reina Isabel II, por supuesto, guard¨® su silencio habitual. La princesa de Gales abandon¨® el palacio de Kensington a media tarde con destino desconocido, aunque corr¨ªa el rumor de que se dispon¨ªa a iniciar unas vacaciones con sus hijos.
El pr¨ªncipe Carlos, mientras, disfrut¨® de una jornada estelar como anfitri¨®n del presidente surafricano Nelson Mandela en la ¨²ltima jornada de su visita oficial al Reino Unido. El rostro que captaron las c¨¢maras de televisi¨®n era el de un hombre relajado y tranquilo.
Una penosa historia
La penosa historia matrimonial de los pr¨ªncipes de Gales, iniciada bajo los mejores auspicios el 29 de julio de 1981, ha tenido, al menos, un final digno. Atr¨¢s quedan casi cinco a?os de guerra de guerrillas en la que ambos c¨®nyuges han utilizado todos los medios para defender sus respectivas causas.La princesa de Gales, que acaba de cumplir los 35 a?os, ha declarado repetidas veces que el divorcio no entraba en sus planes, pero la entrevista concedida a la televisi¨®n estatal BBC en noviembre del a?o pasado, en la que confes¨® su adulterio, su bulimia, y sus dudas sobre la capacidad de Carlos de Gales para ser rey, termin¨® de decidir a la reina Isabel II a tomar cartas en el asunto.
En v¨ªsperas de las Navidades, la soberana env¨ªo sendas cartas a los pr¨ªncipes urgi¨¦ndoles a agilizar los tr¨¢mites de su divorcio. Siete meses despu¨¦s todo est¨¢ decidido y el lunes, los abogados -Fiona Shackleton de la firma Farrer and Co., que representa al pr¨ªncipe, y Anthony Julius de Mishcon de Reya, en nombre de la princesa- presentar¨¢n los papeles del divorcio ante los jueces. El 28 de agosto, el sue?o que se convirti¨® en pesadilla habr¨¢ acabado.
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