La historia del corte madrugador

Jos¨¦ Miguel Ech¨¢varri se baj¨® del coche -el manager del Banesto sigui¨® la etapa, igual que el d¨ªa de Les Arcs, en el coche del director, Eusebio Unz¨²e- y resumi¨® la respuesta a la pregunta inevitable ?qu¨¦ ha pasado?-: "Se nos ha despistado. Est¨¢ tan metido en su papel de observador..." Un resumen demasiado resumido de un hecho del que cada observador sac¨® una ense?anza, del corte en el puerto de la Cruz Morand. "Est¨¢bamos en la parte de atr¨¢s del pelot¨®n viendo c¨®mo se tensaba la cosa", explica Marino Alonso (Banesto). "Vimos que los jefes se agrupaban delante pero cuando llegamos ya se hab¨ªa producido el corte". 13 corredores, los m¨¢s importantes de la carrera exceptuando a Indur¨¢in, Rominger y Escart¨ªn, se fueron. "?Por qu¨¦ estaban ya tres festinas delante? ?Estaban ya de acuerdo con Riis?", se pregunta Ech¨¢varri. Eran los ¨²ltimos hect¨®metros de la Cruz Morand. "Se cort¨® Rominger y luego se cay¨® Escart¨ªn", explica Indur¨¢in. "Yo me qued¨¦ detr¨¢s". Rominger lo confirma: "Cuando la fuga de Riis me sent¨ª un poco en dificultad. Seguro que exprimi¨¦ndome, habr¨ªa enlazado, pero cuando vi a Olano delante, me sent¨ª aligerado de responsabilidad".

Los, 13 coronan con apenas unos segundos. Los banestos se ponen a tirar a bloque. "Un poco de trabajo tampoco nos viene mal", dice Marino. "Esperamos un poco a que se reintegrara Uriarte, que ven¨ªa m¨¢s atr¨¢s", explica Ech¨¢varri. "Los ten¨ªamos a 14 segundos, pero entonces empez¨® el puerto de cuarta y mand¨¦ levantar un poco el pie a los m¨ªos. Se trataba de no reventar al pelot¨®n para que otros equipos que no ten¨ªan a nadie en la fuga pudieran pasar a colaborar". La ventaja aumenta hasta el minuto. Delante, casi todos los importantes relevan, Riis, como un poseso, sus gregarios -Bolts y Ullrich-, tambi¨¦n; detr¨¢s s¨®lo el Banesto. "Los italianos nos han puesto a caldo", dice Pablo Ant¨®n, del ONCE. El equipo de Manolo S¨¢iz entra a colaborar, tambi¨¦n lo hace el Kelme, ya que Escart¨ªn se ha quedado cortado. "No hubo ninguna necesidad de negociar nada entre los coches", contin¨²a Ech¨¢varri. "La ONCE se puso por voluntad propia -no llevaban a nadie delante- y el Kelme se acerc¨® a nosotros a decirnos que hab¨ªa que tirar. Lo que s¨ª que v¨ª fue al coche del Festina ir a pedirle explicaciones al de la ONCE". Riis, cuyo equipo, el Telekom, se vio ayudado en el resto de la etapa por el Brescialat, se lo esperaba. "La alianza entre la ONCE y el Banesto ha sido un hecho de carrera al que me tengo que acomodar; ?puede ser que los de Indur¨¢in no est¨¦n muy fuertes?"'. La escapada pierde terreno y en el kil¨®metro 60 se acaba. "Yo fui un freno para la fuga", explica Olano, que en ning¨²n momento relev¨®. "Si no estoy yo, los telekom se van seguro. Pero no era uri proyecto que me interesara y a ellos no les gustaba llevarme. Estaba metido porque s¨¦ que estas etapas se prestan a emboscadas y yo siempre estoy vigilante".

Indur¨¢in, despistado, sac¨® sus conclusiones: "He visto que todos es t¨¢n pendientes de lo que hago yo. Se ve que me esperan. Pero ni yo s¨¦ cuando voy a atacar. Quedan cuatro d¨ªas dif¨ªciles -Hautacam, Pamplona, Hendaya y Saint Emilion-, ver¨¦ si en alguno de ellos puedo intentar algo. Yo sigo vigilando, esperando des fallecimientos para atacar en el momento oportuno". Olano ya las ten¨ªa. ?Y Riis? "Me siento muy fuerte", dice. "Es extra?o, pero tengo la impresi¨®n de tener la misma serenidad que Indur¨¢in". Viva la guerra de fr¨ªos.