La tercera semana, arranca con un pelot¨®n de aspirantes
Indur¨¢in fue v¨ªctima de un corte junto a Rominger en la ¨²nica escaramuza
El Tour sobrevive a la segunda semana. El parte de bajas se reduce a Z¨¹lle y Jalabert, una p¨¦rdida m¨ªnima para lo experimentado en los ¨²ltimos cinco a?os. No se recuerda una aglomeraci¨®n tal de aspirantes, un pelot¨®n con tantos y tan ilustres corredores que se acuestan cada noche so?ando con el Tour. Unos con ganar el primero y otro con adjudicarse el sexto. Unos que lo ven como el ¨²ltimo tren de su carrera deportiva, otros que quieren ser grandes cuanto antes y el impasible Indur¨¢in que no renuncia a su derecho a pasar a la Historia. La tercera semana promete ser demoledora: quienes han llegado a este punto no van a conformarse con cualquier puesto en el podio.El Macizo Central se ha convertido en una larga traves¨ªa sin aparentes resultados. Los aspirantes buscan un terreno m¨¢s accidentado, pero no desaprovechan la m¨¢s m¨ªnima oportunidad para estudiarse, para chequear las fuerzas que tienen. Luego, aceptan cualquier tipo de tregua; la gran batalla est¨¢ por llegar.
Los directores estaban convencidos de que ayer no suceder¨ªa nada anormal, salvo esperar c¨®mo se manifestaba el apetito de algunos corredores franceses, dado que se celebraba la fiesta nacional. Es una tradici¨®n que persiste: hace un a?o, Jalabert cerraba con su triunfo la famosa etapa de Mende, aqu¨¦lla que tanto ha inspirado a los organizadores y que puso a Indur¨¢in en una posici¨®n cr¨ªtica durante muchos kil¨®metros. Eso fue hace un a?o y su ejemplo no ha perdurado. Ahora nadie sabe qu¨¦ hacer en este territorio, porque un a?o no es comparable a otro.
Nadie sabe qu¨¦ hacer aun cuando se registrara un conato de alarma en los primeros kil¨®metros, reci¨¦n amanec¨ªa por el horizonte un puerto de segunda a casi 160 kil¨®metros de la meta. De golpe, el pelot¨®n abandon¨® el tono festivo de la primera hora de carrera. Algunas voces, el rostro confuso de muchos corredores, el ir y venir de ciclistas, denunciaba que algo pasaba. Tras el primer recuento lleg¨® la alarma: el. nervioso Virenque hab¨ªa protagonizado un corte limpio en el pelot¨®n y dejaba desamparados, a casi medio minuto de distancia, a Rominger e Indur¨¢in. Poco m¨¢s o menos, el ataque se hab¨ªa producido de madrugada, pero su tracendencia no era irrelevante. Si precisamente preocupa el Macizo Central es porque puede propiciar situaciones como ¨¦sa, porque es un buen terreno para la emboscada.
Indur¨¢in y, Rominger pod¨ªan verse obligados a reaccionar en desventaja: ?qu¨¦ hac¨ªan con un pelot¨®n que pod¨ªa desisteresarse del asunto? Y otro argumento para la preocupaci¨®n: delante trabajaban muchos n¨²meros, uno (Riis, Olano, Berzin, Luttenberger, Virenque, Leblanc); detr¨¢s no pod¨ªan darle respuesta en igual n¨²mero.
Ver a Indur¨¢in v¨ªctima de un despiste contribuye a sembrar dudas sobre su porvenir en este Tour. Quien estaba acostumbrado a dominar sin cometer una sola imperfecci¨®n- parece vivir ahora lejos de Palacio sufriendo las mismas penalidades que, el resto de los rnortales. No se tiene por un s¨ªntoma, pero s¨ª como un designio. Su reacci¨®n fue moderadamente Contundente: mientras colocaba a sus tropas en cabeza del pelot¨®n, sus diplom¨¢ticos negociaban alianzas. Resultado de ello, la colaboraci¨®n de varios hombres de la ONCE y del Kelme. Le diferencia alcanz¨® el minuto, pero la alarma se desvaneci¨® en 20 kil¨®metros. Sus rivales anotaron el detalle. Habr¨¢ que ver si todo esto sirve de algo cuando llegue el terreno que todos andan buscando.
Firmada la tregua, el pelot¨®n dio su permiso y cada cual puso a un hombre en fuga. La fiesta nacional francesa rindi¨® tributo a Abduyap¨¢rov, cuya voluntad est¨¢ fuera de toda duda. El corredor uzbeco ha demostrado ser un hombre valiente y un ciclista de los que merecen aprecio. No se baja de la bicicleta como si tal cosa; sus fracasos en el sprint no le debilitan.
Llevaba varios d¨ªas perdido en tierra de nadie, buscando ganarse el derecho a una victoria de etapa y ayer encontr¨® su oportunidad. Atac¨® en un repecho y se fue sin remedio. Para un sprinter, su victoria tuvo un indudable m¨¦rito. Su tiempo ha pasado. Ya no es el m¨¢s r¨¢pido. Pero su ambici¨®n no ha desfallecido: ayer anot¨® en su cuenta su octava victoria de etapa en un Tour.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.