La revoluci¨®n

Me asalta una entrevista radiof¨®nica concedida por don Rafael Termes, ex jefe de los banqueros espa?oles, en la que expone su ideario liberal duro. El se?or Termes cree que el Estado ha de ser insignificante, ha de perder adjetivos sustanciales como bienestar, asistencial, incluso social. Privatizaciones, minimizaci¨®n de las seguridades sociales, satelizaci¨®n de los sindicatos, santo dec¨¢logo en boca de un hombre que por su edad ya no tiene demasiadas batallas personales que ganar o perder y puede decir sin tapujos lo que sus colegas y correligionarios callan o dosifican prudentemente.La revoluci¨®n conservadora est¨¢ en marcha y tiene cogido al Gobierno del PP por los congojos. La capacidad de autonom¨ªa pol¨ªtica gubernamental no s¨®lo est¨¢ condicionada por las facturas que pagar durante la larga marcha hacia La Moncloa, sino tambi¨¦n por el propio proyecto del equipo dirigente, consciente de que ha de seguir los dictados del economicismo liberal que le vienen desde, centros de poder espa?oles e internacionales, y, entre los espa?oles, unos cuantos apellidos bancarios. El desmantelamiento del aparato asistencial espa?ol es esperado por los bancos y las compa?¨ªas aseguradoras con los manteles puestos: en la mano derecha un cuchillo de sierra, en la izquierda el tenedor. Con igual avidez se aguarda el desmantelamiento de los movimientos sociales y de las formaciones pol¨ªticas que durante dos siglos han construido el discurso de la raz¨®n emancipatoria.

Ya no les importa destruir un ecosistema social integrador elaborado en parte por un capitalismo obligado a ser menos depredatorio. Esta revoluci¨®n capitalista quiere llegar al premarxisnio desde el posmarxismo. Pura modernidad. Volver al para¨ªso perdido del capital impune que a la larga trajo la revuelta social y las expectativas revolucionarias. ?nimo.