Homenaje a Goya a trav¨¦s de Granados

Para conmemorar el 250? aniversario de Goya, la Semana de M¨²sica de C¨¢mara junt¨® en el patio del Palacio Episcopal a dos j¨®venes y triunfadoras artistas madrile?as: la pianista Rosa Torres Pardo y la soprano Mar¨ªa Jos¨¦ Montiel en un programa dedicado a Enrique Granados. Si Alb¨¦niz tipifica al m¨¢ximo la pasi¨®n andaluza, Granados nos dio su enamoramiento de un Madrid concreto: el goyesco. "Me enamor¨¦ de Goya", escribe el compositor al pianista Malats, "de su paleta, de su maja se?ora, de sus modelos, de sus pendencias, amores y, requiebros". De tal amor nacieron la espl¨¦ndida colecci¨®n de Tonadillas en estilo antiguo y las dos partes de Goyescas, para piano, germen de lo que fue ¨®pera.

Todav¨ªa est¨¢ reciente la Iberia albeniciana cuando otro catal¨¢n da al mundo una nueva muestra de gran pianismo espa?ol y universal. Granados, buen pianista, se expresa en Goyescas en tono virtuos¨ªstico que transmite un contenido po¨¦tico o dram¨¢tico, trasciende lo popular o se muestra casticista con el Fandango del candil. Las tres p¨¢ginas fueron muy bien entendidas y realizadas por Rosa Torres Pardo: sonaban con acento personal y esos dones de gracia expresiva que la pianista posee en grado sumo.

Mar¨ªa Jos¨¦ Montiel y Rosa Torres dramatizaron luego la serie de tonadillas que, en su conjunto, conforman un todo casi teatral como el estilo hist¨®rico que evocan. Con frecuencia, el piano se hace guitarra punteada o el d¨²o se torna seguidilla bolera, pero en ocasiones, tal en el importante tr¨ªptico de "las majas dolorosas", todo cobra una intensidad emotiva de gran aliento, tan dificil de interpretar en lo musical c¨®mo en lo puramente vocal. La Montiel luci¨® la amplitud de sus medios, de gran belleza y mordente y a raudales, su sentido teatral, el quiebro y desplante -la majeza- de su decir y accionar. Su colaboradora se identific¨® plenamente y ofrecieron una versi¨®n antol¨®gica que debiera convertirse pronto en testimonio discogr¨¢fico.