Urge una reforma
La transici¨®n espa?ola de la dictadura a la democracia en las dos d¨¦cadas transcurridas tras la muerte del general Franco ha sido conmemorada merecidamente en la propia Espa?a. Tambi¨¦n ha sido estudiada minuciosamente y admirada en el exterior, en una Europa que sol¨ªa pensar autom¨¢ticamente "Inquisici¨®n" cuando alguien mencionaba a Espa?a, y en muchos pa¨ªses latinoamericanos y del este de Europa que tambi¨¦n han salido recientemente de largas dictaduras. Sin caer en la exageraci¨®n, se puede hacer una lista de los siguientes logros pasmosos: la convalidaci¨®n de la total libertad individual y de prensa y organizaci¨®n; un Estado aconfesional con libertad religiosa para todos; un Estado de las autonom¨ªas que descentraliza el proceso de gobierno y reconoce las diferencias nacionales y regionales; el control civil de las Fuerzas Armadas; pertenencia a y participaci¨®n constructiva en el Mercado Com¨²n Europeo y en la OTAN.Pero en esos mismos a?os ha habido omisiones y fracasos fundamentales cuya importancia se est¨¢ haciendo cada vez m¨¢s evidente, y que podr¨ªan poner en peligro la consecuci¨®n de la primera transici¨®n si no se llevan a cabo m¨¢s reformas importantes en el futuro pr¨®ximo. Dando por sentados los aspectos tremendamente positivos de la primera transici¨®n, me concentrar¨¦ en este art¨ªculo en la necesidad de una segunda transici¨®n.
La financiaci¨®n de los partidos pol¨ªticos y de las campa?as electorales ha sido un problema admitido pr¨¢cticamente desde el principio. Todos los partidos importantes -AP, UCD, PSOE, PP, CiU, PNV- se han visto implicados directamente en alg¨²n tipo de financiaci¨®n ilegal de sus necesarias y leg¨ªtimas actividades. Los esc¨¢ndalos financieros del PSOE han obtenido m¨¢s atenci¨®n que los otros porque el PSOE ha sido el que m¨¢s tiempo ha gobernado y porque sus acciones han ofendido a los poderes f¨¢cticos tradicionales de la sociedad espa?ola mucho m¨¢s que las de otros partidos. Pero ¨¦ticamente no hay ninguna diferencia entre las Filesa, tragaperras, casinos y las diversas ilegalidades que est¨¢n teniendo lugar en las secciones regionales del PP.
La pirater¨ªa financiera de individuos bien situados amenaza la credibilidad entera de la banca y las inversiones espa?olas. Que el gobernador del Banco de Espa?a utilice su acceso oficial a la informaci¨®n como medio de enriquecimiento personal; que un Mario Conde o un Javier de la Rosa no s¨®lo hagan mal uso de los fondos que les han sido confiados, sino que sean alabados p¨²blicamente como excelentes ejemplos de la empresa espa?ola o catalana hasta que una prensa libre revel¨® la s¨®rdida verdad; ¨¦stos y otros casos muy similares, pero a los que se ha dado menos publicidad, demuestran la necesidad de una pauta de conducta m¨¢s ¨¦tica por parte de todos los que aspiran a ganarse la vida manejando el dinero de otras personas. El capitalismo de mercado libre exige un c¨®digo de conducta honrada; de otra forma, se hace imposible distinguirlo de la Cosa Nostra o del robo puro de los recursos naturales que ahora se anuncia en Rusia como capitalismo.
Luego est¨¢n los esc¨¢ndalos del GAL y del Cesid, m¨¢s otros muchos ejemplos menos espectaculares de tortura, soborno, escuchas telef¨®nicas, espionaje y chantaje. Los detalles exactos son a menudo dif¨ªciles de concretar, y un estudioso tendr¨ªa que dedicarse a leer ¨²nicamente los miles de art¨ªculos, entrevistas, cintas de v¨ªdeo (si tiene enchufe para hacerse con ellas) y libros que se han editado respecto a estos esc¨¢ndalos de la polic¨ªa y el servicio secreto. Lo que est¨¢ perfectamente claro es que muchos individuos que ocupan puestos importantes en estos servicios han actuado seg¨²n su propia ley y aparentemente han dado por supuesto -acertando, normalmente- que nunca tendr¨ªan que responder de sus acciones "confidenciales" al servicio de las "cloacas" del Estado.
Uno no sabe si re¨ªr o llorar cuando lee lo de la cuenta bancaria en Suiza del ex sacerdote y jefe del partido socialista navarro o lo de la financiaci¨®n del t¨²nel de S¨®ller y su relaci¨®n con el qui¨¦n es qui¨¦n de la pol¨ªtica mallorquina. Parece ser que el antiguo jefe de la Guardia Civil se hizo millonario con las comisiones cobradas por la adjudicaci¨®n de contratos para la construcci¨®n de casas para los benem¨¦ritos. Ahora que le han hecho volver involuntariamente de unas largas vacaciones por Asia a fin de responder de sus travesuras financieras, est¨¢ muy ocupado desviando la atenci¨®n de sus propios delitos testificando -nadie sabe todav¨ªa con qu¨¦ proporci¨®n de verdad o calumnia- contra numerosos antiguos colegas.
Es evidente que las situaciones del tipo de las mencionadas m¨¢s arriba no se pueden resolver a no ser en un clima de completa libertad y honradez. Y aqu¨ª veo una relaci¨®n directa entre los esc¨¢ndalos y la conducta de los principales dirigentes pol¨ªticos de la Espa?a de la postransici¨®n. El Gobierno del PP ha comenzado sus reformas econ¨®micas mediante decretos en lugar de proponer leyes que requerir¨ªan el debate en las Cortes y de permitir que el pueblo sepa espec¨ªficamente lo que se propone, qui¨¦n ganar¨¢ y qui¨¦n perder¨¢ con ello.
Tambi¨¦n ha despedido a afamados periodistas de televisi¨®n por supuestas razones econ¨®micas, pero los despidos son, de hecho, inexplicables excepto si es por resentimiento contra profesionales extremadamente independientes. Amalia S¨¢nchez Sampedro y Jos¨¦ Antonio Mart¨ªnez Soler s¨®lo son, por supuesto, dos individuos, y nadie es indispensable, etc¨¦tera, pero en vista de la meridiana falta de franqueza por parte del Gobierno, todos y cada uno de los periodistas espa?oles sabr¨¢n que les han dado un toque de atenci¨®n para que tengan cuidado.
Los dirigentes del PSOE tambi¨¦n han optado por evitar la franqueza. La cuesti¨®n de su responsabilidad por haber nombrado a Rubio y a Rold¨¢n, y por haber estado implicados o haber sido enga?ados completamente en el tema del GAL, lleva al menos tres a?os encon¨¢ndose. Como escrib¨ª hace tiempo, hubiera sido mucho mejor para Espa?a y para el PSOE que Felipe Gonz¨¢lez hubiera dimitido como presidente del Gobierno en favor de un socialista que fuera inimaginable que estuviera implicado en estos errores de
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juicio o posible ocultaci¨®n de delitos. Ahora que el partido ya no est¨¢, en el poder, tuvo una excelente oportunidad para limpiar la casa, tal como propuso Rodr¨ªguez Ibarra, pero de nuevo ha optado por evitar cualquier autoexamen minucioso.
Vuelvo a la cuesti¨®n de la segunda transici¨®n. La escandalosa conducta de numerosas personalidades financieras, funcionarios de partidos, polic¨ªas, abogados y juegos demuestra que las costumbres de la era de Franco no cambiaron en aquellas ¨¢reas que no fueron reformadas directa y p¨²blicamente durante la primera transici¨®n. En sus ¨²ltimos a?os, Franco no gobern¨® tanto con mano dura como con la pr¨¢ctica y tolerancia de la corrupci¨®n. Todos los tipos de esc¨¢ndalo mencionados en este art¨ªculo ocurr¨ªan frecuentemente con Franco. Las personas implicadas no s¨®lo se beneficiaban, sino que se sent¨ªan virtuosas. Nadie gritaba esc¨¢ndalo ante las noticias de sobornos o despidos de periodistas. Al no existir la prensa libre, nadie se enteraba de las torturas excepto de palabra.
Ya es hora de una transici¨®n en los m¨¦todos policiales y en las pr¨¢cticas financieras cuando menos. Ya es hora de gobernar mediante leyes y no por decreto, y de respetar la libertad de expresi¨®n en los medios de comunicaci¨®n p¨²blicos y privados. Sin esa segunda transici¨®n no se resolver¨¢n ni el terrorismo ni los delitos de guante blanco, ni la mala reputaci¨®n de los partidos pol¨ªticos.
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