El siglo hembra
?Pueden los pesticidas afeminar al hombre? Algunos pesticidas, la dioxina, los anticriptogr¨¢micos y ciertos contaminantes m¨¢s. Esta es la conclusi¨®n que se extrae del libro Our Stolen Future (Nuestro futuro robado), reci¨¦n publicado en Estados Unidos y calificado por el vicepresidente Al Gore, en el pr¨®logo, como la obra m¨¢s importante sobre medio ambiente desde la Primavera Silenciosa (1962), de Rachel Carson, que inaugur¨® el movimiento ecologista.
Our Stolen Future est¨¢ compuesto de tres piezas: la primera de una periodista cient¨ªfica, Dianne Dumanoski; otra de un conservacionista, John Peterson; y, la tercera, de una bi¨®loga, Theo Colborn. La tesis sobre el afeminamiento biol¨®gico de la sociedad -no ya del cultural del que todos nos hab¨ªamos dado cuenta- es de Colborn.
En opini¨®n de esta bi¨®loga, el continuo descenso de la fertilidad en la sociedad occidental es responsabilidad del hombre, tal como nos hab¨ªan dicho. Pero, adem¨¢s los factores qu¨ªmicos contaminantes que producen efectos esterilizador act¨²an tambi¨¦n beneficiando a los estr¨®genos, la hormona femenina, y en detrimento de la testosterona o del car¨¢cter viril.
Colborn llama "efecto impostor" al proceso mediante el cual algunos t¨®xicos ambientales, una vez asimilados por el organismo, conducen a alterar la morfolog¨ªa genital y la sexualidad. Las mujeres son afectadas por los venenos como cualquier otro ser vivo, pueden sufrir tumores y enfermedades, pero no les afecta la sexualidad. Por el contrario, seg¨²n cree haber probado la bi¨®loga, se est¨¢ produciendo una estrogenizaci¨®n universal que ataca a casi cualquier animal. A los caimanes, por ejemplo. Debido a la co-taminaci¨®n, a un 80% los caimanes del lago Apopka en Florida se les han detectado micropenes; las ¨¢guilas reales de cabeza blanca han cambiado el vigor de su vuelo y, aparte otros casos, entre los gavilanes del lago Ontario ha surgido una tendencia l¨¦sbica manifiesta en parejas de hembras que cuidan el nido en sustituci¨®n del macho.
En cuanto a los hombres, la noticia de que la calidad de su esperma no hace m¨¢s que empeorar fue aireada a finales de los ochenta por el endocrin¨®logo dan¨¦s Niels Skakkebaek y sus constataciones no acabaron ah¨ª. Su siguiente descubrimiento fue que un 7% de los ni?os de la escuela elemental ten¨ªan uno o los dos test¨ªculos hundidos en el abdomen como una morfog¨¦nesis afeminante.
Las malformaciones de genitales en muchachos y adultos, junto a la prueba de que su potencia sexual y su fertilidad se ha desplomado, se considera un fen¨®meno de causas m¨²ltiples entre las que se incluye el estr¨¦s, el tabaco, las horas sentados en el coche o las poluciones diversas. En s¨ªntesis, seg¨²n un estudio del British Medical Journal la concentraci¨®n media de espermatozoides por mil¨ªmetro c¨²bico de segregaci¨®n era de 86 millones en 1938 y de 59 millones en 1990. En cualquier investigaci¨®n actual, europea o americana, se indica que, mill¨®n arriba, mill¨®n abajo, los hombres han perdido la mitad de sus espermatozoides en los ¨²ltimos 50 a?os y ha empeorado su velocidad y capacidad de penetrar la corteza que protege al ¨®vulo. Esto sin contar, como se ha comprobado en Francia e Italia, que va acort¨¢ndose el tama?o de los penes.
En conjunto estos datos, en s¨ª inquietantes, pueden no decir mucho respecto a la virilidad, pero las sugerencias de la bi¨®loga Theo Colborn llegan m¨¢s lejos. Si su teor¨ªa de que los efectos de los t¨®xicos ambientales desencadenan un aumento de estr¨®genos y una p¨¦rdida de testosterona, la consecuencia es que las mujeres no s¨®lo est¨¢n ganando posiciones en el trabajo, en los deportes, en la cultura o en la pol¨ªtica sino en el g¨¦nero. El auge del ambisex, el apogeo de los movimientos gays y el lesbianismo pasar¨ªan con ello de ser un fen¨®meno de vindicaci¨®n para convertirse en el anuncio de una nueva era cromos¨®mica. El advenimiento de un siglo con dos XX y una I(Y) ser¨ªa parad¨®jicamente, para la designaci¨®n gen¨¦tica, la sigla de la hembra.
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