"?Pues s¨ª, que est¨¢ rico el jam¨®n!"
Un funcionario de Agricultura control¨® el consumo de embutidos en la recepci¨®n ofrecida por el COE
"Te gusta ?no?" ?Oh, it's very good, very good". El inspector no cesaba de probar tacos de jam¨®n, de chorizo ib¨¦rico y de jam¨®n de bellota que Francisco Mart¨ªnez, el cocinero de Valladolid contratado por el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Espa?ol (COE), cortaba en la cocina. El funcionario se excedi¨® en su cometido ya que en principio no deb¨ªa probar ni por asomo el embutido ib¨¦rico, que se sirvi¨® en la recepci¨®n que el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Espa?ol (COE) ofreci¨® a la delegaci¨®n espa?ola en el World Trader Center de Atlanta. Su misi¨®n era estrictamente controlar qui¨¦n cortaba el jam¨®n, c¨®mo se serv¨ªa y trasladar las sobras para quemarlas en una incineradora. Ser¨¢ dif¨ªcil qu¨¦ vuelva a comerse jam¨®n con tantas prisas.El COE ha llamado esta semana a un n¨²mero de puertas casi infinitas para conseguir que siete jamones de jabugo, 24 chorizos de bellota y otros tantos ib¨¦ricos, valorados en unas 274.000 pesetas, pudieran pasar la aduana de Georgia.
El embutido viaj¨® con la correspondiente gu¨ªa sanitaria, pero esta qued¨® en papel mojado cuando aterriz¨® en Estados Unidos. De nada sirvi¨® que Cercle International, la agencia oficial de transportes de los Juegos, autorizara la importaci¨®n. El cocinero estaba desolado. No s¨®lo el jam¨®n estaba retenido. Las anchoas y otros productos tampoco llegaban.
Pens¨® en hacer m¨¢s tortillas hasta que conoci¨® a Antonio, un colega de Monz¨®n afincado desde hace 19 a?os en Atlanta -regenta uno de los restaurantes m¨¢s lujosos de esta ciudad aunque est¨¦ ubicado en un s¨®tano- que le facilit¨® algunos contactos para conseguir el mejor pescado. Nadie contaba con que el jam¨®n entrara. Al final se alcanz¨® un pacto in extremis: un funcionario de Agricultura se mezclar¨ªa entre los invitados -entre ellos la Reina y el pr¨ªncipe Felipe- para ver c¨®mo se com¨ªa el embutido. El cocinero sufri¨® lo suyo. El jam¨®n lleg¨® solo dos horas antes de la recepci¨®n al World Trader Center. Alg¨²n miembro de la cadena Husa, presente en los Juegos de Atlanta, se lleg¨® a cortar los dedos por cortarlo con tantas prisas. "No estoy inc¨®modo. Este es mi trabajo. Pero la verdad es que est¨¢ muy bueno", reconoci¨® el funcionario de Agricultura, que cobr¨® casi 60.000 pesetas, pagadas por el COE, por las cuatro horas en que estuvo en la recepci¨®n.
Al final de la recepci¨®n sobraron un jam¨®n, ocho chorizos de bellota y tres lomos que fueron incinerados ante la desolaci¨®n de muchos que hubieran preferido guardar las provisiones en alg¨²n rinc¨®n de la Villa Ol¨ªmpica. Y es que la delegaci¨®n espa?ola est¨¢ ya harta de tanta comida a la americana.
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