Cooperaci¨®n, crisis y recortes
La Coordinadora de ONG para el Desarrollo considera que Fernando Villalonga, secretario de Estado calla los problemas de fondo de la ayuda espa?ola.
El Partido Popular a trav¨¦s del nuevo secretario de Estado para la Cooperaci¨®n Internacional y para Iberoam¨¦rica, Fernando Villalonga, nos comunic¨® que "no resultaba posible iniciar ahora con las ONGD (organizaciones no gubernamentales para el desarrollo) un proceso de negociaci¨®n para discutir en profundidad el proyecto de nuevas Bases generales", documento donde se recogen los requisitos que han de cumplir las ONGD para la cofinanciaci¨®n de los programas que llevan a cabo en pa¨ªses en desarrollo. Al mismo tiempo anuncia la intenci¨®n de reducir, a medio plazo, el n¨²mero de ONGD a 10 ¨® 12 y un recorte de entre un 5% y un 10% de la Ayuda Oficial al Desarrollo espa?ola. Pero, sin embargo, el se?or Villalonga calla los problemas de fondo y estructurales que aquejan a la cooperaci¨®n en nuestro pa¨ªs. Y es por ah¨ª, por donde deber¨ªa haber empezado.Esta noticia es una mala noticia y trae malos augurios para los ciudadanos que desde el espacio no gubernamental son capaces de movilizarse y organizarse para la defensa de un modelo de desarrollo sostenible, end¨®geno, equilibrado y global.
Desde las ONGD no podemos ocultar nuestra decepci¨®n y preocupaci¨®n. Est¨¢bamos convencidos de que el comienzo de una nueva legislatura es el momento propicio para realizar un balance y una evaluaci¨®n cr¨ªtica, como paso previo para formular las propuestas de futuro que puedan surgir de esa reflexi¨®n.
Y as¨ª lo hemos hecho, pero podemos adelantar ya, que nuestro balance puede resumirse en la palabra crisis, un t¨¦rmino, sin embargo, al que conferimos una doble connotaci¨®n, la de peligro pero, tambi¨¦n, la de oportunidad.
Desde la ¨®ptica de las instancias de coordinaci¨®n de las organizaciones no gubernamentales para el desarrollo, cinco son los presupuestos b¨¢sicos que gu¨ªan nuestro an¨¢lisis. En primer lugar, la consideraci¨®n de la cooperaci¨®n internacional como un mero instrumento, no como un objetivo en s¨ª, habida cuenta de que lo sustantivo es para qu¨¦ se coopera. A nuestro parecer, y en segundo lugar, el objetivo b¨¢sico es el desarrollo, entendido de forma plural y din¨¢mica, decidido y . gestionado por sus protagonistas y encaminado de forma prioritaria a la satisfacci¨®n de las necesidades b¨¢sicas y a la erradicaci¨®n de la pobreza. En tercer lugar, la certeza de que si bien los problemas de la cooperaci¨®n al desarrollo, a nivel internacional y espa?ol, son imputables a todos los actores implicados en ella (gubernamentales, intergubernamentales y no gubernamentales), la responsabilidad principal recae en ambos casos en los actores gubernamentales, por razones cuantitativas y cualitativas. Conviene recordar al respecto que en los ¨²ltimos 50 a?os el flujo de ayuda oficial mundial vehiculado a trav¨¦s de las ONGD suele moverse en torno a porcentajes que rara vez superan el 5%. En cuarto lugar, la consideraci¨®n de que la cooperaci¨®n oficial espa?ola est¨¢ aquejada de serios problemas estructurales. En ¨²ltimo lugar, la convicci¨®n de que tambi¨¦n nuestro propio sector, el de las ONGD), est¨¢ necesitado de un proceso de clarificaci¨®n y mejora importante.
El peligro tiene que ver, al menos, con tres cuestiones. Por un lado con el contexto recesivo de la AOD, al que Espa?a se ha su mado en 1995 con uno de los ¨ªndices m¨¢s bajos y m¨¢s comercializados de los pa¨ªses donantes (un 0,24%, frente al ya estancado 0,28% de 1994), que obstaculiza seriamente el objetivo del Pacto de Solidaridad (alcanzar el 0,7% durante la legislatura). Por otro, con las inc¨®gnitas sin despejar: los planes reales de la nueva Administraci¨®n, que ha anunciado que la cooperaci¨®n debe subordinarse a los objetivos de convergencia europea; la creaci¨®n o no de un marco legislativo y normativo; la mejora de la estructura y funciones del Consejo de Cooperaci¨®n o el papel del sector empresarial, entre otros, habida cuenta de que para la opini¨®n p¨²blica cooperacion es, para lo bueno y para lo malo, sin¨®nimo de ONGD.
Pero las crisis son tambi¨¦n una ocasi¨®n para revalorizar todo aquello que permite superar los problemas estructurales a que antes alud¨ªamos. Y ah¨ª est¨¢ el gran apoyo con que cuenta el objetivo del 0,7%, el incremento de las partidas destinadas a los agentes m¨¢s susceptibles de poner el ¨¦nfasis en el objetivo del desarrollo social y humano (cooperaci¨®n descentralizada, aportaciones p¨²blicas a las ONGD y Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional); la experiencia y la voluntad de colaboraci¨®n de personas y organizaciones que conocen de primera mano, con detalle y desde hace muchos a?os el mundo de la cooperaci¨®n al desarrollo (pertenecientes a las propias ONGD, al mundo acad¨¦mico y universitario y a instancias t¨¦cnicas de la Administraci¨®n); y, por ¨²ltimo, la existencia de buenos diagn¨®sticos y de numerosas propuestas de futuro para enderezar el rumbo.
Y todo esto no lo decimos s¨®lo nosotros, sino que se desprende de textos como el informe de la Comisi¨®n de Exteriores del Senado, del informe aprobado por el Congreso de Diputados sobre objetivos y l¨ªneas generales de la pol¨ªtica espa?ola de cooperaci¨®n y ayuda al desarrollo o de los an¨¢lisis y recomendaciones del primer examen de la AOD espa?ola realizado en 1994 por el Comit¨¦ de Ayuda al Desarrollo de la OCDE.
En contra de lo que Villalonga opina, el principal y m¨¢s urgente problema de la cooperaci¨®n espa?ola no es el alto n¨²mero de ONGD "ese marem¨¢gnum de cifras", como ¨¦l dice, o la necesidad de modificar las bases de las convocatorias de la SECIPI, sino la falta de una ley de cooperaci¨®n y el desarrollo normativo que ¨¦sta conllevar¨ªa (estatuto del cooperante, r¨¦gimen regulador de los cr¨¦ditos FAD o similares, tratamiento tributario del mecenazgo a instituciones de cooperaci¨®n, registro y regulaci¨®n de las ONGD ... ). El segundo, la escasa e ineficiente coordinaci¨®n institucional. Buena prueba de ello es que las acciones en cooperaci¨®n internacional han llegado a depender de 14 ministerios. Existen tambi¨¦n otros problemas de gran envergadura disfunciones derivadas de la hipertrofia de Comercio frente a Exteriores en la gesti¨®n real de los fondos, escasa planificaci¨®n a medio y largo plazo, excesiva dispersi¨®n sectorial y geogr¨¢fica, entre otros. La soluci¨®n pasa porque el Legislativo y Ejecutivo opten por la nacionalizaci¨®n y simplificaci¨®n, tarea a la que estamos dispuestos a contribuir, a sabiendas de que la decisi¨®n final no es de nuestra competencia directa.
Somos conscientes de que tambi¨¦n existen problemas importantes en el sector de las ONGD, que gestionan m¨¢s de 40.000 millones de pesetas de origen privado y p¨²blico: riesgo de atomizaci¨®n y fragmentaci¨®n excesiva, prevenci¨®n de posibles corporativismos, necesidad de mejorar la capacidad de gesti¨®n, elaboraci¨®n de un c¨®digo ¨¦tico y de conducta que permita al propio sector intervenir en el caso de eventuales comportamientos censurables, entre otros.
Que la crisis se decante hacia el lado de los peligros o de las oportunidades depende de numerosos factores. Hay uno, empero que es prerrequisito b¨¢sico para la b¨²squeda de soluciones positivas: respetar las formas y los procedimientos, el principio del di¨¢logo, as¨ª como las responsabilidades de cada parte. Estamos dispuestos al di¨¢logo, por tanto a escuchar las propuestas de la Administraci¨®n relativas a las ONGD pero, eso s¨ª, tras conocer en primer lugar las propuestas de la Administraci¨®n sobre los problemas de fondo y estructurales de la cooperaci¨®n al desarrollo espa?ola. Siempre es bueno y clarificador empezar por el principio, se?or Villalonga.
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