El Futuro de las farmacias

El pasado 14 de junio el Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar aprob¨® un decreto que liberaliza parcialmente el sector farmac¨¦utico en nuestro pa¨ªs. La medida parece ser s¨®lo un anticipo de la pol¨ªtica popular en este importante sector.. De momento, las farmacias podr¨¢n flexibilizar sus horarios y rebajar el list¨®n para la apertura de nuevas oficinas hasta los 2.800 habitantes por farmacia (antes era de 4.000), siempre y cuando lo autorice la comunidad aut¨®noma correspondiente. Es precisamente este ¨²ltimo punto el que suscita amplia incertidumbre dentro del sector.

Con el paso de los meses es posible que podamos encontrar 17 marcos auton¨®micos diferentes al respecto. Ser¨ªa una situaci¨®n a todas luces desaconsejable por diversos motivos. El primero deriva de la propia din¨¢mica del mercado interior ¨²nico europeo, que demanda la uniformidad del sector, tanto en precios como en condiciones legales de apertura, propiedad, etc¨¦tera. En segundo lugar, una vez rotas las amarras con el Consejo General de Colegios Farmac¨¦uticos (CGCF), se ponen en peligro precisamente los logros de nuestro modelo dispensario, al dejar en manos de los gobiernos auton¨®micos la decisi¨®n sobre la apertura de nuevos establecimientos.

Si hasta entonces hab¨ªan predominado criterios estrictamente profesionales y de rentabilidad para asegurar la cobertura universal y la dispensaci¨®n adecuada de las medicinas, ahora, no es del todo descabellado pensar que los ejecutivos auton¨®micos tendr¨¢n que sortear toda clase de presiones de los numerosos grupos de inter¨¦s, que resultar¨ªan beneficiados con la desregulaci¨®n total del sector. Enti¨¦ndase: las grandes superficies y las corporaciones multinacionales, principalmente.

Por otra parte, existe una clara contradicci¨®n, expresada por el presidente del Colegio de Farmac¨¦uticos de Madrid, Jos¨¦ Enrique Hours, al afirmarse que se remitir¨¢ al Congreso una Ley General de Ordenaci¨®n del sector, mientras que por otro lado, se delega en las comunidades aut¨®nomas el establecimiento de los l¨ªmites a la libertad del horario.

?stas son las aguas tan revueltas que nos ha deparado el anuncio de las nuevas medidas del ministro Jos¨¦ Manuel Romay Beccaria. Existe, en primer lugar, un grave defecto de forma, que contradice la l¨ªnea de di¨¢logo defendida por el Gobierno: no se han consensuado previarnente con los colegios profesionales. No se sabe si ha sido ¨¦ste un descuido o es que se supon¨ªa la posici¨®n del CGCF al respecto.

Lo m¨¢s probable sea que estemos frente a un golpe de efecto ante la opini¨®n p¨²blica, ya que las normas se han vendido con la cantinela de la mejora del servicio y la creaci¨®n de nuevos puestos de trabajo. Sin duda, se trata de una concesi¨®n al colectivo ?le licenciados en paro y tambi¨¦n, por qu¨¦ no decirlo, de un refuerzo ideol¨®gico de la senda liberalizadora marcada por el primer Gobierno de Aznar.

Debe advertirse que las consecuencias de una apertura no controlada de farmacias no se traducir¨¢n, necesariamente en nuevos puestos de trabajo, como se ha dicho. Lo que, sin lugar a dudas, significar¨¢ en primer lugar es el cierre de aquellas oficinas que no sean rentables.Actualmente, el umbral de rentabilidad espa?ola est¨¢ en tomo a los 59,5 millones de pesetas. Como la venta media es de 55,7 millones de pesetas, resulta que en Espa?a no faltar¨ªan farmacias, sino que por el contrario, sobrar¨ªan 1.000 farmacias aproximadamente, seg¨²n un criterio de estricta rentabilidad econ¨®mica.

Adem¨¢s, la liberalizaci¨®n de las condiciones de apertura, si no se acompa?a de la libertad de aplicar descuentos sobre los precios m¨¢ximos, ser¨ªa inviable por la ineficiente proliferaci¨®n de establecimientos que provocar¨ªa". Las comillas son del dictamen emitido el a?o pasado por el primer defensor de estas medidas liberalizadoras: el Tribunal de Defensa de la Competencia. Debe, por ¨²ltimo, tenerse en Cuenta, que la uniformidad del PVP es un principio consagrado por todos los pa¨ªses de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud.

Llama la atenci¨®n, por otro lado, que tras la simple reiteraci¨®n del concepto de "liberalizaci¨®n", se d¨¦ por supuesta la consiguiente calidad del aumento de servicio que inicialmente trae consigo. Hasta el momento, en las muchas encuestas de opini¨®n realizadas, pocas veces se oyen voces cr¨ªticas contra el sector farmac¨¦utico, que parece funcionar satisfactoriamente.

Tampoco merecieron demasiada atenci¨®n del grupo de trabajo para el estudio del sistema sanitario espa?ol, que presidi¨® Fernando Abril Martorell. De ello cabe inferir que, dentro de nuestro actual sistema de salud, el modelo farmac¨¦utico es el que menos mal funciona.

No cabe duda que ser¨ªa estupendo poder bajar a cualquier hora a la calle y encontrar en la misma esquina de casa una farmacia abierta. Sin embargo, son evidentes los costes que los esfuerzos competitivos pueden acarrear entre las farmacias, en vistas a ofrecer un mejor servicio.

No olvidemos que no puede confundirse lo que es un establecimiento sanitario con un negocio cualquiera: la faceta comercial no es la m¨¢s caracter¨ªstica de la figura del farmac¨¦utico, que m¨¢s bien se identifica con la de prestador de un servicio sanitario a la sociedad. La introducci¨®n de criterios simplemente mercantilistas puede ocasionar un innecesario deterioro de esta concepci¨®n. Tal vez, eso s¨ª, disminuya, junto con la confianza en la farmacia, el n¨²mero de ciudadanos que se automedica.

Es necesario recordar que, actualmiente, nuestra red sit¨²a a Espa?a entre los pa¨ªses con menos habitantes por farmacia (2.098), s¨®lo por detr¨¢s de Grecia y B¨¦lgica, con 1.478 y 1.922, respectivamente. Lo mismo debe decirse del coste de nuestros medicamentos, uno de los m¨¢s bajos de Europa. Por apuntalar este ' dato, en porcentaje son el 31 % inferiores a los de Italia, un 40% a los del Reino Unido o un 105% a los alemanes.

S¨®lo a la luz que nos proporcionan cifras fiables o estudios y propuestas bien razonadas cabe la posibilidad de mantener un debate sobre el futuro del modelo farmac¨¦utico en Espa?a. Es una estridencia catalogar de monopol¨ªtica la situaci¨®n de que disfruta el CGCF.

En un sector donde hay m¨¢s de 18.000 farmacias y donde los precios de los medicamentos, junto a los m¨¢rgenes comerciales o condiciones de dispensaci¨®n, los fija el Servicio Nacional de Salud, no es admisible esta etiqueta. Tampoco la adjudicada en relaci¨®n con el presunto inmovilismo en la apertura de nuevos establecimientos.

En realidad, en Espa?a, durante los ¨²ltimos 10 a?os, se han instalado 1.679 nuevas farmacias, mientras que el resto de los pa¨ªses europeos se ha estabilizado, cuando no paralizado, c¨®mo sucede en el caso de B¨¦lgica, donde existe una moratoria que impide la apertura de nuevas oficinas durante los pr¨®ximos cinco a?os.

Por todo lo expuesto, las nuevas medidas han tenido una recepci¨®n cr¨ªtica, aunque atemperada, por parte del CGCF. Y es que existe un fundado temor de. caminar en la direcci¨®n equivocada, como la adoptada por los pa¨ªses sudamericanos al liberalizar completamente el sector farmac¨¦utico.

Es necesario, cuando menos,registrar cu¨¢les son los riesgos asumidos al adoptar las recientes medidas en el sector:. el empobrecimiento de las farmacias, la, subida de los precios de los medicamentos y serias dudas sobre la misma viabilidad futura del sistema.