Ofensa a la inteligencia

Que el tema de la violencia estudiantil y el fracaso del sistema educativo en la ense?anza media norteamericana es candente est¨¢ fuera de toda duda. Ah¨ª est¨¢ un filme reciente como Mentes peligrosas, o incluso uno muy menor, llamado en ingl¨¦s Capoeira, que es ciertamente el antecedente m¨¢s cercano al que hoy nos ocupa: como aqu¨ª, en aquel oscuro filme la acci¨®n transcurr¨ªa en Miami y el protagonista era un ex comando entrenado para luchar en cualquier parte, Ya no se trata, pues, de los modelos de educador liberal, aunque riguroso, impuestos anta?o por Glenn Ford o Sidney Poitier, sino de otra cosa: ya s¨®lo puede ser profesor de un instituto conflictivo un experto en k¨¢rate, y que, a ser posible, lleve en las culatas de sus colts varias muescas. Todo lo dem¨¢s es sencillamente impensable.El sustituto es as¨ª un filme de macho-macho, ex combatiente, dotado de un impresionante arsenal tecnol¨®gico y buen amigo de sus amigos; de m¨¢s est¨¢ decir que p¨¦simo enemigo de sus enemigos. ?ste no ense?a artes marciales, sino Historia, y habla en primera persona: de Vietnam, por ejemplo, de esa guerra en la que "luchamos contra el comunismo", dice ¨¦l, y "en la que derrotamos a Hitler", precisa un alumno, mientras otro corrige al anterior. "No, eso fue en la I Guerra Mundial, t¨ªo", y el profe (un Tom Berenger m¨¢s de cart¨®n piedra que nunca, y ya es decir) pone las cosas en su lugar, aunque es m¨¢s bien superfluo: al fin y al cabo se trata de la misma guerra, la que siempre gana EE UU: nada se dice de que en Vietnam perdieron.

Temas candentes

Pero en fin, no hay que buscarle tres pies al gato y todo es m¨¢s sencillo para la vieja y astuta empresa del cine yanqui. Hay que sacar ventaja de dos de los temas candentes, el deterioro de la ense?anza y la droga, y al tiempo, situar la acci¨®n en una ciudad en la que viven americanos, pero menos: es sabido que Miami es feudo de "hispanos", y as¨ª, los alumnos no son blancos, anglosajones y protestantes, sino negros, cubanos, indios sem¨ªnolas y alg¨²n que otro for¨¢neo, con lo cual todos tranquilos.Se trata, adem¨¢s, de condimentar las cosas con unos buenos tiroteos, alg¨²n que otro encontronazo a hostia limpia, un buen m¨¢rtir -negro, que tampoco conviene exagerar- y listos. Se encarga la faena a un director que sabe rodar pelis de acci¨®n y a embolsarse unos buenos d¨®lares. Hablar as¨ª de filme oportunista es lo menos que debe hacerse, pero no alcanza: es tambi¨¦n primariamente ideol¨®gico, ofende a la inteligencia y sospecho que a cualquier pedagogo le puede llegar a poner los pelos de punta.