La ley y el f¨²tbol
LA LEY debe cumplirse tambi¨¦n en el mundo del f¨²tbol, y para que pueda cumplirse tiene que penalizar s¨®lo a quienes la violan. De ah¨ª que sea razonable la modificaci¨®n que ha introducido el Gobierno, bien que en el ¨²ltimo minuto, en la norma que rige las sociedades an¨®nimas deportivas. Los equipos de f¨²tbol ya no ser¨¢n castigados con el descenso de categor¨ªa porque sus directivos no hayan cumplido sus obligaciones con Hacienda o la Seguridad Social, o no hayan presentado los avales que garanticen el presupuesto de la temporada siguiente.Este verano no podr¨¢ repetirse, pues, la guerra del f¨²tbol que el a?o pasado desataron los seguidores del Sevilla y el Celta. Su masiva movilizaci¨®n evit¨® que ambos clubes fueran relegados a la Segunda B por no haber presentado los avales exigidos. Entre tanto, Valladolid y Albacete hab¨ªan sido ya acreditados como equipos de Primera, con lo cual el entonces secretario de Estado de Deportes, Rafael Cort¨¦s Elvira, no encontr¨® mejor manera de resolver el embrollo que tragarse su propia norma y dejar en herencia una Liga insostenible de 22 clubes.
Con la nueva normativa, el castigo por los incumplimientos financieros de un club no recaer¨¢ ya en la afici¨®n, sino en los directivos de las empresas-clubes, de acuerdo con la normativa general de las sociedades mercantiles, a las que se a?adir¨¢n otras medidas de refuerzo en el ¨¢mbito deportivo. Es lo justo, aunque el sistema sancionador establecido actualmente para gestores y administradores de clubes necesite mayor claridad y es posible que mayor dureza. La inhabilitaci¨®n -te¨®ricamente la medida m¨¢s dura- se convierte muchas veces en papel mojado, como se ha puesto de manifesto en casos recientes.
Mientras ese sistema de sanciones no se endurezca habr¨¢ motivos para hablar de un cierto vac¨ªo legal en un terreno fundamental para la buena marcha de los clubes. ?ste ha sido el verano m¨¢s loco en fichajes: se han gastado al menos 25.000 millones. Bien est¨¢ que los platos rotos, si los hay, no los paguen los aficionados, pero debe quedar clara la responsabilidad de los directivos. Y en cualquier caso, sea cual sea la ley,
¨¦sta debe cumplirse.
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