Fue ayer, hace cincuenta a?os...
Hab¨ªa de ser ¨¦l, no m¨¢s pod¨ªa ser ¨¦l, el chico de las im¨¢genes, el brujo de las im¨¢genes que te dejan jodido, clavado en la butaca o bien te levantan, te disparan, como un cohete, del asiento y te fuerzan a gritar ?bravo, bravo! hasta que te quedas descansado. Hab¨ªa de ser ¨¦l, Georges Lavaudant, Jo para los amigos, un chico que naci¨® con el festival (1947), que en julio del 68, es decir, con 21 a?os, increpaba a Jean Vilar, el director del festival, en Avi?¨®n, en la Place de I'Horloge, grit¨¢ndole aquello de "?Vilar, Salazar!". Hab¨ªa de ser ¨¦l, flamante director del Th¨¦?tre National de I'Od¨¦on-Th¨¦?tre de l'Europe, en sustituci¨®n de Llu¨ªs Pasqual, el encargado de festejar el cincuentenario del Festival de Avi?¨®n, en una representaci¨®n ¨²nica, reuniendo tres generaciones de artistas, muchos de ellos, la mayor¨ªa, vinculados profesional y sentimentalmente a esos cincuenta a?os del festival y a su primera y emblem¨¢tica escena, la Cour d'Honneur del Palacio de los Papas, donde la noche del domingo, por espacio de dos horas, se desarroll¨® esa fiesta del cincuentenario, irrepetible.El gui¨®n del espect¨¢culo se centra en torno a la figura de Vilar, del hombre de teatro que, con 35 a?os escasos, descubre esa Cour d'Honneur, un espacio libre, fraterno, desconocido y un pelo o un mucho inquietante, como dir¨¢ Denis Gence, soci¨¦taire honoraire de la Com¨¦die Francaise, no m¨¢s iniciarse la funci¨®n. Y es entonces, tras esas palabras de la se?ora Gence, cuando se produce el primer silencio -habr¨¢ muchos- en el que ves a Jean Vilar, en medio de esa Cour, vestido con su salopette, su mono, azul, contemplando el vuelo de las golondrinas y escuchas ese silencio, inquietante, de aquella primera noche, cuando el festival todav¨ªa no hab¨ªa nacido, como lo debi¨® escuchar Vilar. Y te dices: "Fue ayer, fue hace cincuenta a?os".
Un gui¨®n que recorre la peripecia avi?onesa de Vilar, desde aquella primera noche, desde aquel primer silencio inquietante, hasta su ¨²ltima direcci¨®n, su ¨²ltima representaci¨®n, en 1963, cuando abandona la direcci¨®n del Th¨¦?tre National Populaire. Pasando por aquel julio del 68 -"?Vilar, Salazar!"-, a trav¨¦s de im¨¢genes cinematogr¨¢ficas, proyectadas sobre una pancarta, una s¨¢bana blanca, en medio del escenario; una pancarta desplegada por dos c¨®micos con los rostros ocultos tras unas m¨¢scaras. La peripecia avi?onesa de Vilar y de sus c¨®micos que se mezcla con la historia del festival y acaba por convertirse en un homenaje irrespetuoso, cari?oso e irrespetuoso, al teatro franc¨¦s y, por extensi¨®n, al teatro nacido en Europa despu¨¦s de la Revoluci¨®n francesa.
Recuerdos
Un gui¨®n, una historia, recordada a trav¨¦s de textos fundacionales (un texto de Diderot le¨ªdo por Roland Bertin), por notas de trabajo de Vilar, de Vitez, de Elliot, o comentarios de Montaigne, le¨ªdos, dichos, por Jean-Pierre Jorris, el decano de esa noche. Entrevistas con Heiner M¨¹ller; textos demoledores, sobre el teatro, la cr¨ªtica, los ministros, alcaldes y notables que nada saben sobre el teatro (un texto divertid¨ªsimo, de Bernhard, dicho, interpretado por Andr¨¦ Wilms, que se llev¨® una ovaci¨®n). Textos en contra del nacional-populismo, reivindicando el teatro ciudadano, de izquierda. Incluso el teatro rojo, como dice Eduardo Haro. Textos muy aplaudidos. Textos que caldeaban el ambiente, una parte muy reducida, todo sea dicho, de aquel p¨²blico privilegiado, p¨²blico de una noche ¨²nica y oficial, pues se entraba en la Cour por rigurosa invitaci¨®n.El espect¨¢culo ha durado dos horas de reloj. Hemos escuchado el silencio, el de Vilar y muchos otros. Hemos visto desfilar por el escenario el rinoceronte de Wilson, o lonesco; hemos visto a la Muerte bailar en el alba mejicana, no lejos de El farolito; hemos escuchado la voz de Fedra y hemos o¨ªdo el sarcasmo del t¨ªtere Hanilet (Gilles Arbona); "?Words, words words!" mezclarse, confundirse con el vuelo de trapo de los murci¨¦lagos.
Ha sido la noche del cincuentenario del festival. Noche ¨²nica, m¨¢gica. Fue ayer, hace cincuenta a?os. Fue el domingo, 28 de julio, y volver¨¢ a ser ma?ana, dentro de unos meses, el pr¨®ximo a?o.
Babelia
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