PRESUNCI?N ADUANERA
El regreso a su casa en Suecia despu¨¦s de haber asistido en Berl¨ªn a un gran festival de rave party no pudo ser peor para Maria Andersson y cerca de 200 j¨®venes m¨¢s que formaban la expedici¨®n. A la llegada a la aduana en la ciudad de Trelleborg, en el extremo sur del pa¨ªs, Maria y sus camaradas fueron obligados uno a uno a despojarse de toda la ropa en la b¨²squeda de posibles drogas. Maria dice que se sinti¨® triste, aunque no sorprendida, porque "los polic¨ªas tienen tendencia a explicar todos los problemas de la sociedad por las drogas cuando se trata de j¨®venes". Seg¨²n el jefe de la aduana, Knut Davidson, la operaci¨®n hab¨ªa sido decidida de antemano. "He sabido que en esas fiestas corre mucha droga", dijo el polic¨ªa, que admiti¨® que los j¨®venes en cuesti¨®n no las tra¨ªan consigo ni en las maletas ni en el cuerpo. El Defensor del Pueblo ha pedido una investigaci¨®n por esta inusual presunci¨®n colectiva. Seg¨²n la ley sueca, s¨®lo en casos particulares est¨¢ permitida una medida de este tipo si existe sospecha-
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