Birria de toros

La reaparici¨®n de Manolo Cort¨¦s, esperada por los aficionados con una ilusi¨®n exteriorizada en la ovaci¨®n de bienvenida que le llev¨® a salir a saludar tras el pase¨ªllo, se vino abajo por culpa de los toros. Reses de hasta cuatro ganader¨ªas distintas, ninguna de las cuales present¨® un ejemplar que se prestara al lucimiento de los diestros. Los morlacos que salieron al ruedo compusieron un saldo de bichos inaceptables, a cual m¨¢s birria. El resultado fue, naturalmente, la frustraci¨®n de los toreros y el aburrimiento de los espectadores.Manolo Cort¨¦s pudo ofrecer destellos de su arte en el que abri¨® plaza, al que sac¨® algunos pases con la derecha, sin emoci¨®n pero con lentitud, plasticidad y sabor. Algunos muletazos no salieron limpios, pero all¨ª quedaron los pellizquitos de su aroma, para los aficionados con paladar. El cuarto toro sali¨® con genio y termin¨® refugiado en tablas. Cort¨¦s no hizo nada con ¨¦l. Los artistas, ya se sabe.

Se enfrent¨® Juan Jos¨¦ Padilla a un inv¨¢lido que se par¨® en la muleta. S¨®lo pudo porfiar. Con el de Cortijoliva, tuvo en contra la actitud del p¨²blico, indignado porque el picador de turno hab¨ªa hecho un aparatoso destrozo en el lomo del animal. No quisieron que lo banderillearan ni que lo torearan, por lo que entre la divisi¨®n de opiniones del p¨²blico, le dio media docena de pases y desisti¨®.

Jes¨²s Romero tambi¨¦n tuvo delante a otro inv¨¢lido, con el que no tuvo m¨¢s opci¨®n que abreviar. Con el sobrero estuvo porfi¨®n y valiente. La faena tuvo muchos enganchones por la flojedad del toro. Hubo en ella m¨¢s voluntad que toreo.

Nos quedamos con las pinceladas de la faena de Manolo Cort¨¦s. Fue lo ¨²nico que nos ilumin¨® en una pl¨²mbea corrida, escaparate del lamentable estado de las ganader¨ªas antes llamadas de toros bravos.