La prueba de Mostar
MOSTAR ES una prueba para la convivencia entre croatas y musulmanes, no s¨®lo en esa ciudad, sino en toda Bosnia-Herzegovina. El acuerdo alcanzado ayer, cuando se hab¨ªan superado ampliamente los plazos fijados por la UE, a duras penas mantiene encarrilado el plan de paz de Dayton. Las dificultades para lograr el pacto que finalmente se sell¨® ayer y los problemas que quedan por resolver para. aplicarlo son mal ag¨¹ero para la mayor ciudad herzegovina y para las elecciones previstas en toda Bosnia para el 14 de septiembre.En una ciudad en que viven 40.000 croatas en un sector y unos 30.000 musulmanes en otro, las elecciones municipales del pasado 30 de junio estaban dirigidas a lograr una Mostar unificada. Dieron la victoria -21 concejales- a la lista multi¨¦tnica, dominada por los musulmanes. Los nacionalistas croatas del HDZ, con 16 esca?os, se negaron a acatar un resultado que achacaban a un voto irregular de emigrados en Alemania, y que han recurrido ante la justicia de la Federaci¨®n croato-musulmana. Michael Steiner, n¨²mero dos del alto representante internacional, Carl Bidlt, acus¨® a los grupos mafiosos croatas en Mostar de impedir un acuerdo para conservar su poder oculto.
La no aceptaci¨®n del resultado de unas elecciones municipales en esta peque?a ciudad hubiera creado un precedente absolutamente negativo para las elecciones de septiembre en toda Bosnia-Herzegovina. Pero, adem¨¢s, la unificaci¨®n de esta ciudad dividida debe ser una demostraci¨®n de que la Federaci¨®n croato-musulmana es viable. ?Qui¨¦n creer¨ªa en Bosnia si Mostar no es posible? ?Qui¨¦n creer¨ªa en elecciones si se rechazan seg¨²n el gusto por el resultado?
Las elecciones de septiembre -se consideren positivas por los procesos que pueden poner en marcha o como el final de una etapa- son una pieza clave del plan de Dayton. La UE, que administra Mostar desde 1994 y que puso mucho en juego en este acuerdo, plante¨® un ultim¨¢tum que expir¨® el s¨¢bado, y amenaz¨® con abandonar la administraci¨®n de Mostar. EE UU -que ha prometido Comenzar a retirarse militarmente de Bosnia en diciembre- presion¨® sobre Franjo Tudjman para que ¨¦ste se impusiera sobre los croatas de Mostar, y un primer gesto del presidente croata ha sido la disoluci¨®n de la ficticia rep¨²blica croata de Herzeg-Bosna. Los musulmanes, que hab¨ªan endurecido su postura, tambi¨¦n se han visto sometidos a presiones.
El acuerdo propiciado por la Uni¨®n Europea salva moment¨¢neamente la situaci¨®n y la cara de varios participantes en estos arduos forcejeos. Pero remite la verdadera soluci¨®n a m¨¢s adelante y a nuevas batallas. Las partes aceptan reunir el Consejo Municipal en agosto para designar al alcalde, que ser¨¢, seg¨²n lo pactado con anterioridad, un croata, y a un adjunto, lo cual es? un progreso, pues significa admitir la legitimidad de los comicios. Pero su elecci¨®n queda relegada hasta despu¨¦s de que el tribunal de justicia competente decida sobre el recurso de los croatas de Mostar. El veredicto se puede demorar, y ?qui¨¦n garantiza que ser¨¢ acatado?
Lo que est¨¢ ocurriendo en Mostar muestra que los acuerdos de Dayton se cerraron sin que esta guerra, mal acabada -en la medida en que acab¨®-, hubiera solucionado todos los problemas. Los acuerdos de Dayton llegaron tras una fuerte ofensiva hace ahora un a?o de Croacia contra los serbios de la Krajina, que sald¨® unas cuentas pendientes para Croacia. Pero no todo est¨¢ olvidado entre musulmanes y croatas, como se refleja en el microcosmos de Mostar, una ciudad en la que, pese a los grandes esfuerzos de gesti¨®n, control policial y reconstrucci¨®n por parte de la UE, los antiguos enemigos parecen carecer de deseos de reemprender una vida en com¨²n. Los esfuerzos de la comunidad internacional se centran, entre otras cosas, justamente en vaciar ese enfrentamiento entre croatas y musulmanes bosnios, para demostrar que la convivencia es posible, y Bosnia-Herzegovina, viable como Estado.
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