Temporal y tragedia

PODEMOS TRANSMITIR en directo, v¨ªa sat¨¦lite, la cat¨¢strofe, pero no evitarla. En pocos minutos, una enorme ola producida por el desbordamiento de un r¨ªo arras¨® el c¨¢mping de Biescas, en Huesca, provocando decenas de muertos. Hechos similares se producen todos los a?os en los m¨¢s diversos pa¨ªses y climas: en la atrasada China y en la civilizada Europa, en Estados Unidos y en Bangladesh. Con la diferencia de que en los atrasados el n¨²mero de v¨ªctimas se mide casi siempre en centenares o millares de personas, cosa que raramente ocurre en los desarrollados. Ello significa que la naturaleza, aqu¨ª y all¨¢, dista de ser la madre bienhechora que proclama el ecologismo ingenuo, y que no es posible conjurar todos los peligros que de ella derivan para los humanos. Pero tambi¨¦n, que s¨ª es posible prevenir en alguna medida esos peligros y aminorar sus efectos una vez desencadenados. Los allegados de las v¨ªctimas tienen derecho a esperar que se estudiar¨¢n las causas de la tragedia. Considerar, por ejemplo si la ubicaci¨®n del c¨¢mping, junto a un torrente, era potencialmente peligrosa o si no hab¨ªa posibilidad de alertar m¨¢s precisamente del riesgo de fuertes tormentas en la zona. Y ello no para satisfacer la obsesi¨®n por encontrar culpables de nuestro dolor, seg¨²n la tentaci¨®n primera, tan comprensible; sino para que puedan tomarse a tiempo medidas que eviten, o limiten, tragedias similares en el futuro.