La tormentosa guerra del Partido Republicano
El problema de Robert Dole es el voto de las mujeres. La aplastante mayor¨ªa de ellas quiere que se apoye el derecho a elegir en el tema del aborto. Los dos grupos de m¨¢s r¨¢pida evoluci¨®n en Estados Unidos son las mujeres y los negros; han sustituido a la izquierda y a la clase trabajadora. El porcentaje de matrimonios entre blancos y negros ha subido de un 2% en 1973 a m¨¢s del 12% en 1993, y en estos momentos hay ya una considerable burgues¨ªa negra.El verdadero logro de Estados Unidos en los ¨²ltimos 15 a?os ha sido su capacidad para convertirse en un pa¨ªs multirracial con un papel radicalmente modificado para las mujeres. Atr¨¢s quedan los d¨ªas en los que hac¨ªan falta esl¨®ganes como "Negro es bonito" o "Mi cuerpo es m¨ªo". Ahora, los malos de las pel¨ªculas tienden a ser rubios albinos de ojos azules en vez de tipos mediterr¨¢neos, y el look multirracial se ha puesto muy de moda.
En un art¨ªculo publicado en la primera p¨¢gina de The New York Times, la industria de la moda reconoc¨ªa que las mujeres norteamericanas ya no gastan dinero en ropa cara y delicada. Se gastan el dinero en la peluquer¨ªa, en cirug¨ªa pl¨¢stica y en monitores de gimnasia, pero prefieren comprarse la ropa en grandes almacenes como GAP.
?C¨®mo puede el Partido Republicano luchar contra una categor¨ªa amorfa de mujeres que quieren presentarse en el trabajo y en las bodas vestidas de. gimnastas ol¨ªmpicas y que dan por supuesto que tienen autom¨¢ticamente derecho a decidir si tienen o no un hijo?
La mujer contempor¨¢nea no se organiza pol¨ªticamente (el movimiento feminista tambi¨¦n parece una reliquia del pasado), se limita a no votar a los republicanos.
Entretanto, Bill Clinton, parec¨ªa en la inauguraci¨®n de los Juegos Ol¨ªmpicos de Atlanta el proverbial gato que se ha tragado al canario, sin inmutarse ante el absurdo de celebrar los Juegos Ol¨ªmpicos de verano en la sofocante Atlanta, una elecci¨®n tan disparatada como la de celebrar los Juegos Ol¨ªmpicos de Invierno en Siberia.
Clinton quiere recuperar el voto de los empresarios del Sur, que tradicionalmente representaban el ala conservadora de los dem¨®cratas hasta que el Partido Republicano los capt¨® con Reagan. El actual presidente los considera dem¨®cratas de su tierra natal, el nuevo Sur, que el partido perdi¨® y debe recuperar.
Las festividades de cabar¨¦ barato con que Atlanta celebr¨® los Juegos revelan lo que hay de malo en el predominio pol¨ªtico del nuevo Sur. Los Juegos fueron el centro comercial con el que sue?a todo empresario, el producto de una mentalidad que cree que la cultura no requiere ninguna ayuda federal. En el Sur, el progreso est¨¢ simbolizado por tener una banda multirracial cantando el himno nacional de Estados Unidos en vez de una banda de blancos cantando el de los Estados confederados del Sur. Cultura para los empresarios de Atlanta significaba ofrecer jazz, y m¨²sica country, y soul durante los Juegos, la clase de cultura popular que no requiere subsidios federales para florecer..
Al firmar leyes b¨¢sicamente del Sur, que eliminan la ayuda federal a los Estados, Clinton ha castigado a ciudades del Norte como Nueva York, que tiene una complicada red de universidades y museos, adem¨¢s de trabajadores sure?os en paro que emigraron al norte porque la seguridad social es mejor. Sin embargo, se ha servido astutamente una buena porci¨®n del voto de los empresarios, y tiene en cautiverio los votos de los moderados, las mujeres y los negros.
?Y qu¨¦ le queda a Dole, que parece un artefacto congelado de una pel¨ªcula de Doris Day a la deriva en la era de Pulp fiction? No es f¨¢cil encontrar buenos enemigos estos d¨ªas. Dole se ha limitado a atacar a Demi Moore por la pel¨ªcula Striptease, en la que ense?a sus nuevos pechos de pl¨¢stico. Curiosamente, la pel¨ªcula no tiene gal¨¢n masculino. S¨®lo est¨¢n Demi y su protector colega negro. Para Dole, una gran pel¨ªcula es Independence Day, en la que la Casa Blanca y el mundo saltan por los aires. Y eso da qu¨¦ pensar a los votantes.
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