?Han visto a Joe?
La frase definitiva sobre el realismo acaba de pronunciarla el gran Gonzalo Su¨¢rez en Santander: "El realismo es muy caro". As¨ª lo explica: "En una producci¨®n norteamericana es posible que un personaje entre en una sala de billar abarrotada, pregunte '?Han visto a Joe?', le digan que no y se vaya, en concordancia con el realismo m¨¢s estricto. En Espa?a, para que un productor monte una sala de billar abarrotada tiene que haber, como m¨ªnimo, un asesinato encima del tapete". Definitiva. Pero no hay que reducirla al cine. La literatura realista es car¨ªsima: hay que aguardar a la intemperie; hay que observar los detalles del mundo con extrema paciencia -es tan caro como la caza-; hay que anotarlo todo con esa inteligibilidad que garantiza haber comprendido. Para escribir con ¨¦xito algo tan aparentemente simple como -?Han visto a Joe? hace falta un entrenamiento muy duro. Porque cuando uno lee -?Han visto a Joe? sabe de qu¨¦ le hablan. No le hablan en nombre de la imaginaci¨®n po¨¦tica, no le estafan en ese dulce nombre. Las literaturas pobres, o las literaturas empobrecidas, carecen de buenos dialoguistas. "El realismo es como la electricidad", dec¨ªa Wolfe: la electricidad es cara. No hablemos ya de la literatura dram¨¢tica: es muy caro escribir cuatro l¨ªneas reales. Y mucho m¨¢s decirlas realmente: hay que formar actores, hay que hablarse cara a cara con una cierta tradici¨®n. El decir farsesco, o transidamente po¨¦tico, sale m¨¢s barato: y como nadie dice -?Han visto a Joe?, nadie pide cuentas. En el mismo Santander, P¨¦rez-Reverte dijo que lo nuestro, nuestra po¨¦tica, es Puerto Hurraco -confunde el realismo con el agro: no ha le¨ªdo a Wolfe-, que basta de road movies -como si el Quijote no fuera una road movie-. Nada de eso: lo nuestro -a la fuerza ahorcan- es el cad¨¢ver de Joe tendido sobre un tapete de billar. La muerte del realismo, quiero decir, que no me expreso.
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