Paella de verdura, caldero y Los Nietos
Los Nietos "es un pueblo donde se juega al domin¨®", dice Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa, que, a su vez, es el comodoro del Club N¨¢utico, esto es, quien se encarga de todas las actividades n¨¢uticas del Club. Pedro el de la Bocana es un camarero de Cartagena que luce su palmito en el Club y que dice como si nada: "Amurao a babor'' o "amurao a estribor". Los Nietos, una playa t¨ªpica cartagenera -Cartagena a 20 Kil¨®metros-fue un pueblo de pescadores del Mar Menor que, ahora, han desaparecido, porque se han ido a pescar al mar mayor, que es el mar Mediterr¨¢neo. As¨ª lo dicen aqu¨ª.Este pueblo sigue siendo dos o tres filas de casas en torno al Mar Menor. En verano aglutina hasta 10.000 personas, pero en invierno se queda en su ser: mil habitantes escasos; y 50 familias extranjeras viven en sus barcos amarrados a uno de los 443 puntos de amarre del puerto deportivo del Club N¨¢utico, que, dicho sea por su gloria, es de tama?o natural y parece de juguete y se le conoce a nivel internacional, entre otras cosas porque aqu¨ª amarra su bonito barco la multimedalla ol¨ªmpica de nombre de mujer, Theresa Zabell. Se oye tanto como se quiere, en este maravilloso supermercado de paz, que Los Nietos "es el mejor escenario natural para practicar la vela". Y eso porque re¨²ne las tres cl¨¢usulas de oro: viento constante, mar plana y buena temperatura. El Club N¨¢utico, en la zona sur del Mar Menor, tiene a sus espaldas el Manga Club, a cuatro kil¨®metros, con campo de golf de 18 hoyos y un restaurante de campanillas.
Y vamos a lo que ¨ªbamos: el N¨¢utico de Los Nietos est¨¢ abierto de par en par para sus 1.000 socios, que pagan la nader¨ªa de 17.000 pesetas al a?o; los jubilados cotizan 5.000 pesetas. Y el restaurante del Club N¨¢utico es para toda la humanidad. Y s¨®lo poner pie en su fant¨¢stico restaurante, con ventanales al Mar Menor, que dibuja en el horizonte la isla Perdiguera y la isla Rondella, aparece Pablo Guardiola Alcaraz, el mesonero/restaurador del lugar, el que da de comer una ensalada, entremeses, un plato del d¨ªa y postre por 1.000 pesetas. Es el mismo que controla un servicio impecable, de un talante, para que se realice en su comedor lo que ¨¦l emite como definici¨®n de Los Atunes: "La capital de la vela y el caldero". Yo a?adir¨ªa, "y de la paella de verdura y de todas las paellas". El caldero es el plato que m¨¢s manda en el Mar Menor: es pescado de roca cocido hasta que se realiza el milagro, convirti¨¦ndose en un jugo al que se le a?ade la ?ora, un pimiento rojo t¨ªpico de la regi¨®n murciana; a rengl¨®n seguido, en recipiente de hierro colado se cuece el arroz. Y a gozar. La paella de verdura, la otra delicadeza firmada por don Pablo, adem¨¢s de las lubinas y doradas a la sal, es eso: paella con guisantes y pimientos y coliflor y berenjenas y una pizca de bacalao (con el arroz), todo de verdad, de oro ol¨ªmpico, que sabe a verdura de huerta, cuidada y criada en la huerta y arrancada directamente de la huerta. ?Y se ha dicho que se come, en un lugar as¨ª y manjares tales, por 2.000 pesetas m¨¢s o menos? Dicho queda para toda la eternidad dirigida por el se?or Alcaraz.
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