La plaza esponjiforme
El t¨²nel de la calle Bail¨¦n est¨¢ logrando vencer todas las resistencias culturales que le salen al paso en su af¨¢n por crear una zona de sombra, fuera de cobertura hist¨®rica, que colme la pasi¨®n trepanadora de Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano y sus aplaudidores oficiales.Una vez perpetrado ese dichoso agujero tendremos una plaza de Oriente esponjiforme y cavernosa, digna de un gobierno municipal encefal¨®pata. Es lo que sucede cuando te alimentas de v¨ªsceras mon¨¢rquicas pasadas de fecha, que no respetas nada, porque te ciega la pasi¨®n de taladrar, de construir calaveras, en cuyos ojos, asombrados y ciegos, puedes reconocerte al fin y descansar de esa inclinaci¨®n sexual agotadora.
Quienes han apoyado a muerte este proyecto oscuro son los mismos que est¨¢n obsesionados por comprarle un yate al Rey con el dinero obtenido de congelar el sueldo a los funcionarios y de pagar un tanto por las consultas a la Seguridad Social. El Rey ha dicho que no, que el Fortuna aguanta, porque comprende sin duda que ser¨ªa imposible pegar ojo en un camarote donde se escucharan por la noche las cadenas de los trabajadores amarrados a la miseria y los ayes de los jubilados que no pudieran operarse del ri?¨®n.
Para esos mon¨¢rquicos fundamentalistas, cuyas producciones viscerales transmiten la pasi¨®n penetradora esponjiforme, no hay otro modo de preservar el entorno monumental del Palacio de Oriente que minarlo.
Seg¨²n un personaje del escritor Augusto Monterroso, el mensaje de Cristo debi¨® de ser tan importante que ha sido necesario crear una organizaci¨®n tan poderosa como la Iglesia para acabar con ¨¦l.
Quiz¨¢ pudiera decirse lo mismo de la monarqu¨ªa y los mon¨¢rquicos.
Adem¨¢s, a cualquiera se le ocurre que una vez terminado ese t¨²nel no habr¨¢ quien cene en Palacio con princesas n¨®rdicas o mandatarios centroeuropeos, porque hasta sus salones llegar¨¢n el crujir de las vasijas rotas, y el lamento de los cr¨¢neos trepanados, as¨ª como los gritos desgarradores de los Austrias, contra cuyos vestigios se alza, enloquecida, la piqueta municipal y espesa. As¨ª no hay forma de digerir una langosta ni de hincarle el diente a un canap¨¦, de forma que el Rey se quedar¨¢ sin yate y sin palacio al mismo tiempo, y todo por culpa de una gesti¨®n mon¨¢rquica hasta el hueso. Qu¨¦ contradictoria es la existencia.
Pero es que ¨¦stos del Partido Popular, quiz¨¢ por la encefalopat¨ªa que cit¨¢bamos, est¨¢n pose¨ªdos por una forma de pensamiento parad¨®jica: no s¨®lo han descubierto que el Estado del bienestar es incompatible con el Estado del bienestar (se lo van a cargar a fin de preservarlo), sino que est¨¢n convencidos de que la protecci¨®n del patrimonio hist¨®rico excluye cualquier acto dirigido a su conservaci¨®n. De manera que perforan, suprimen, rompen, desmantelan, en nombre de la misma historia cuyos huesos crujen de dolor bajo el vientre acerado de sus excavadoras.
Y todo ello en contra, incluso, de los informes de sus propios t¨¦cnicos, con el desparpajo caracter¨ªstico de la ignorancia: as¨ª destruyeron esta misma semana los restos de la fachada de la Casa del Tesoro y del Jard¨ªn de la Reina consideradas por uno de los directores de las obras como "un espacio espectacular y evocador, casi ¨²nico de la historia de Madrid, ¨ªntimamente ligada a los avatares y reformas de su Real Alc¨¢zar".
El t¨²nel de Bail¨¦n es, al decir de muchos, el proyecto estrella del mandato de ?lvarez del Manzano. Cabe deducir, pues, la oscuridad fundamental de una gesti¨®n cuyas zonas de luminosidad m¨¢xima est¨¢n constituidas por t¨²neles encefal¨®patas bajo cuyas sombras se viola, de momento, el saber arqueol¨®gico, la raz¨®n urban¨ªstica y la historia. Cuando la penetraci¨®n se haya completado, ese agujero pestilente nos comunicar¨¢ con el lado m¨¢s ignorante y zafio de cada uno de nosotros, de manera que atravesarlo ser¨¢ como recorrer una caverna de necedad, oscurantismo e incultura que esta ciudad no se merece. Pero la encefalopat¨ªa es peor que una obsesi¨®n ven¨¦rea? horada todo lo que ve porque le fascina cualquier forma de vac¨ªo cultural. Dios nos ampare.
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