El mayor consumidor de plasma sangu¨ªneo

Las cinco empresas farmac¨¦uticas hoy culpabilizadas del contagio de sida a hemof¨ªlicos continuaron distribuyendo estos productos en un pa¨ªs en el que la transfusi¨®n sangu¨ªnea es un tratamiento continuamente utilizado para "prevenir complicaciones" o "fortalecer" a reci¨¦n nacidos, ancianos o pacientes que han sido intervenidos quir¨²rgicamente. Valga como ejemplo que Jap¨®n consume un tercio del plasma sangu¨ªneo del mundo, seg¨²n un informe de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud.Las farmac¨¦uticas ten¨ªan garantizado su lucrativo negocio gracias al apoyo del Gobierno, a cambio de lo cual ofrecieron donaciones a los pol¨ªticos. El propio primer ministro, Ryutaro Hashimoto, l¨ªder del principal partido pol¨ªtico japon¨¦s, el Liberal Dem¨®crata, reconoci¨® haber recibido 20 millones de yenes (23,5 millones de pesetas) de varias farmac¨¦uticas.

El Gobierno esquiv¨® la presi¨®n de la comunidad cient¨ªfica y los consejos de otros gobiernos, como el estadounidense, durante m¨¢s de dos a?os. Finalmente, en 1986, pidi¨® a las farmac¨¦uticas que retiraran del mercado los productos sangu¨ªneos no analizados e instauraran sistemas de control sanitario sobre todos sus productos.

La medida fue deso¨ªda por las empresas, frente a lo cual el ministerio no tom¨® medidas de presi¨®n. Fueron necesarios tres a?os para que se retiraran definitivamente todos los productos no analizados. Hoy, numerosos m¨¦dicos que los utilizaron se niegan a realizar la prueba del sida a sus pacientes para evitar la verg¨¹enza p¨²blica, por lo que el n¨²mero real de enfermos que ha costado este esc¨¢ndalo est¨¢ por descubrir.

Ruyhei Kawada, que prest¨® testimonio en la ¨²ltima Cumbre sobre el Sida en Vancouver (Canad¨¢), ha publicado recientemente un libro, traducido al ingl¨¦s, en el que relata la tragedia del colectivo de hemof¨ªlicos infectados. Impulsor de numerosas manifestaciones y actos reivindicativos, ha liderado un grupo de 457 hemofilicos que consigui¨® esta primavera la primera indemnizaci¨®n del Gobierno y las empresas farmac¨¦uticas, as¨ª como la disculpa del Ministerio de Sanidad.