Se disparan las demandas contra el Gobierno de Jap¨®n por importar sangre con sida
La presi¨®n y el dinero de la industria farmac¨¦utica llev¨® a los pol¨ªticos a cerrar los ojos
El sida entr¨® en Jap¨®n de la mano del Gobierno; y el esc¨¢ndalo que ha estallado se parece mucho al que puso en jaque hace un par de a?os al Gobierno socialista franc¨¦s. A principios de los ochenta, cuando no se hab¨ªa registrado todav¨ªa ning¨²n caso de sida en el pa¨ªs, el Gobierno, en estrecha y turbia alianza con las empresas farmac¨¦uticas japonesas, permiti¨® la importaci¨®n y venta masiva de productos sangu¨ªneos no desinfectados pese a conocer el alto riesgo de contagio. Hoy, un m¨ªnimo de 2.000 personas, la mayor¨ªa hemof¨ªlicos, est¨¢n condenadas a muerte por esta negligencia. Las demandas judiciales se multiplican, incluso con acusaciones de asesinato contra asesores del Ministerio de Sanidad.
El n¨²mero de infectados sobrepasar¨¢ en mucho los dos millares, ya que estos productos fueron indiscriminadamente administrados a enfermos y reci¨¦n nacidos en todo el pa¨ªs. Mientras su estado de salud se lo permita, el colectivo de hemof¨ªlicos afectados se ha propuesto llevar al Gobierno y a las farmac¨¦uticas a los tribunales para destapar una trama que aparece m¨¢s oscura cuanto m¨¢s avanza la investigaci¨®n.El Tribunal de Distrito de Osaka, la segunda ciudad de Jap¨®n, ha admitido a tr¨¢mite la querella n¨²mero 22 contra el Gobierno y cinco empresas farmac¨¦uticas, interpuesta por 13 hemof¨ªlicos que contrajeron el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y los familiares de otro que falleci¨® a causa del sida.
En otros juzgados del pa¨ªs se multiplican tambi¨¦n las demandas de indemnizaci¨®n, e incluso denuncias por asesinato contra asesores del Ministerio de Sanidad y Seguridad Social. Paralelamente, los accionistas de algunas de las farmac¨¦uticas implicadas han empezado tambi¨¦n a presentar demandas contra los presidentes de las compa?¨ªas para solicitar indemnizaci¨®n por las p¨¦rdidas causadas tras el desplome de sus acciones en los mercados de valores.
El poder de las empresas
Detr¨¢s de todas estas acciones judiciales hierve uno de los dramas sociales que m¨¢s han tambaleado a la sociedad japonesa en los ¨²ltimos a?os y que mayores cr¨ªticas han desatado contra la corrupci¨®n oficial y el exceso de poder de las grandes empresas japonesas.El abanderado de las cr¨ªticas y las acciones reivindicativas de los enfermos es Ruyhei Kawada, un joven de 20 a?os que contrajo el virus causante del sida hace 10 a?os por una transfusi¨®n sangu¨ªnea. Pese a saberse enfermo de una dolencia considerada vergonzante en Jap¨®n, decidi¨® en marzo de 1995 divulgar su caso, de modo que su destino sirviera para acabar con la inmunidad de los pol¨ªticos japoneses ante la corrupci¨®n.
Entretanto, las investigaciones de los juzgados y la Comisi¨®n Especial de Investigaci¨®n del Parlamento apuntan a una espeluznante teor¨ªa: los altos cargos del Ministerio de Sanidad, quienes recibieron millonarias "contribuciones pol¨ªticas" de las farmac¨¦uticas, ocultaron los informes de cient¨ªficos estadounidenses y japoneses que afirmaban que los productos comercializados por las empresas niponas podr¨ªan ser portadores del VIH y, por tanto, extender la mortal epidemia por todo el pa¨ªs.
Durante ocho a?os, el Gobierno neg¨® su responsabilidad en la negligencia m¨¦dica al asegurar que en la d¨¦cada de los ochenta el ministerio no ten¨ªa conocimiento de que el sida pudiera contagiarse mediante transfusiones sangu¨ªneas. Las primeras investigaciones resultaron infructuosas, pues todos los archivos del Comit¨¦ de Investigaci¨®n del Sida del ministerio "desaparecieron" misteriosamente; algo que recuerda mucho al caso franc¨¦s. El esc¨¢ndalo se destap¨® cuando el ministro Nakoto Kan, tras su toma de posesi¨®n en enero de este a?o, inici¨® una investigaci¨®n interna que dio como primer fruto el hallazgo de los "desaparecidos" informes.Seg¨²n estos documentos, confirmados por numerosos testigos ante el Parlamento, en 1983 el Comit¨¦ del Sida del ministerio supo que los productos importados y comercializados por las farmac¨¦uticas sin previo an¨¢lisis podr¨ªan ser desencadenantes de una epidemia de sida en Jap¨®n. Y meses m¨¢s tarde, tuvieron ante s¨ª la confirmaci¨®n, con el fallecimiento de un hemof¨ªlico tratado con sangre sin analizar. La informaci¨®n fue debidamente ocultada y lo mismo se hizo con las decenas de hemof¨ªlicos que fueron cayendo enfermos durante los meses siguientes.Dos a?os m¨¢s tarde, en 1985, el Gobierno anunci¨® que se hab¨ªa descubierto el primer caso de sida en el archipi¨¦lago: un var¨®n homosexual que hab¨ªa residido durante a?os en EE UU. Con ello, no s¨®lo quisieron tapar el esc¨¢ndalo, sino que alimentaron la visi¨®n japonesa de que el sida es, como la delincuencia y otros problemas sociales, un mal tra¨ªdo de la mano de pa¨ªses occidentales y de personas de "dudosa moral" como los homosexuales.
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