Debr¨¦ y el esp¨ªritu de las leyes
La ley, toda la ley, nada m¨¢s que la ley. El ministro del Interior, Jean-Louis Debr¨¦, blande estos grandes principios y reafirma que no regularizar¨¢ la situaci¨®n de los africanos indocumentados que ocupan la iglesia de Saint-Bernard de Par¨ªs. Alain Jupp¨¦ mantiene la misma l¨ªnea cuando dice que "hemos llegado al l¨ªmite m¨¢s extremo de lo que permite la ley". De hecho, lo que se pone en duda con este conflicto es una parte de la legislaci¨®n sobre inmigraci¨®n. A su manera, los africanos de Saint-Bernard ilustran las crecientes dificultades para aplicar los textos que reformaban el c¨®digo de nacionalidad y las condiciones de entrada y permanencia de extranjeros. Cierto es que un Gobierno debe hacer posible la aplicaci¨®n de una ley. ( ... ) Pero la realidad no se deja encerrar por los cerrojos puestos en 1993 y 1994. De golpe decenas de miles de personas, instaladas desde hace a?os en Francia, han basculado hacia una clandestinidad forzosa. ( ... ) Previsto para bloquear los flujos migratorios, el dispositivo actual ha desestabilizado poblaciones enteras. El rigor administrativo ha reforzado la severidad legislativa, el celo administrativo llega a veces m¨¢s all¨¢ de los textos. Pese a lo que dice, Debr¨¦ dispone de m¨¢rgenes para aplicar los textos. Algunos prefectos lo han hecho. ( ... ) El Gobierno tendr¨ªa que prestar atenci¨®n a las llamadas de la Iglesia, sindicatos y partidos de la oposici¨®n que piden reabrir una negociaci¨®n. 19 de agosto
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