Aznar no recibe
LA DIRECCI?N del PP empieza a prodigar algo m¨¢s que se?ales sobre el negro futuro que aguarda a Aleix Vidal-Quadras como dirigente del partido. Unos, como Francisco ?lvarez Cascos, emiten estas se?ales por activa, incluso con art¨ªculos. Otros, como Aznar, por pasiva: con su silencio, precisamente cuando Vidal-Quadras vincula su futuro al apoyo expl¨ªcito de su antiguo valedor. Una petici¨®n que no se va a concretar en nada y que har¨¢ entender a Vidal-Quadras que su intento de puentear a Cascos ha terminado en fracaso.Aznar manej¨® directamente el congreso que encaram¨® a Vidal-Quadras a la presidencia del PP de Catalu?a, con una base entonces m¨¢s favorable a Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz. Ahora vuelve a estar en su mano. Desde luego, si se eternizan los "problemas de agenda" para recibir a Vidal-Quadras, todos tendr¨¢n muy clara la voluntad de Aznar. Pol¨ªticamente, sin embargo, no basta con condenas vicarias, porque no se trata s¨®lo de a qui¨¦n poner al frente del PP en Catalu?a, sino de concretar el mensaje que el partido quiere impulsar en ese territorio.
La doctrina sobre el giro catalanista del PP que Aznar quiso encamar en el ex convergente Trias de Bes no dio los resultados apetecidos en las ¨²ltimas elecciones generales. Trias lo achaca a la forzosa cohabitaci¨®n con Vidal-Quadras, que restaba credibilidad al empe?o. Otros lo encontraron un esfuerzo bald¨ªo porque el catalanismo conservador moderado ya encuentra cobijo en la gesti¨®n de Pujol. A ello se a?ade la dif¨ªcil situaci¨®n del PP en Catalu?a tras los pactos con el nacionalismo. Vidal-Quadras intent¨® un trato sim¨¦trico: que CiU suscribiera con el PP un acuerdo de ¨¢mbito catal¨¢n paralelo al firmado en el ¨¢mbito espa?ol. Al final, ha tenido que dar su apoyo sin contrapartidas. Los sectores que quieren algo "de Madrid" buscan la interlocuci¨®n a trav¨¦s de los socios nacionalistas del partido del Gobierno y no acuden a la mediaci¨®n de los conservadores catalanes.
Sin una influencia suficiente en La Moncloa para desbancar a CiU en tareas de lobby y obligado a la sumisi¨®n parlamentaria. en Catalu?a, a Vidal-Quadras s¨®lo le quedaba la reafirmaci¨®n ideol¨®gica: a ella apel¨® en su conferencia de Santander, pensando -como coment¨® luego con sarcasmo- que el acuerdo pol¨ªtico no implicaba la "obligaci¨®n de renunciar a la propia ideolog¨ªa". La primera reacci¨®n del nacionalismo catal¨¢n tras las elecciones fue condicionar el pacto desde la ideolog¨ªa: que el PP reconozca que Catalu?a es una naci¨®n. Pero el PP se hab¨ªa presentado a las elecciones con un programa cuyo cap¨ªtulo sobre la autonom¨ªa se inicia con estas palabras: "Espa?a no es s¨®lo un Estado: es una naci¨®n. Es uno de los ejemplos m¨¢s antiguos de gran naci¨®n europea".
No se puede considerar desleal a Vidal-Quadras por recordar los fundamentos de la doctrina de su partido respecto al hecho nacional, por m¨¢s que pueda resultar inoportuno hacerlo. Sin embargo, cometi¨® un error: pasar de la cr¨ªtica ideol¨®gica a negar legitimidad a lo que llam¨® nacionalismo identitario; a cuestionar el car¨¢cter democr¨¢tico de esa doctrina, consider¨¢ndola "un tumor" del sistema. A ese error se acoge CiU para exigir la eliminaci¨®n de Vidal-Quadras y, con ¨¦l, del discurso m¨¢s cr¨ªtico con el poder nacionalista.
Han surgido defensores de Vidal-Quadras. Dentro de su partido en Catalu?a, pero tambi¨¦n entre los socialistas, lo que seguramente le incomoda m¨¢s que le halaga: son invitaciones impl¨ªcitas a la sublevaci¨®n. La prueba de que no est¨¢ dispuesto a dar ese paso es su insistencia en que no ser¨¢ candidato sin el benepl¨¢cito de Aznar, apoyo hoy impensable. La b¨²squeda del sustituto ser¨¢ dif¨ªcil. Seg¨²n qui¨¦n sea, puede favorecer la cristalizaci¨®n de una disidencia. El PP tiene a su favor que el horizonte electoral est¨¢ lejano, lo que tal vez le permita optar por un liderazgo de transici¨®n, compatible con los pactos, mientras se produce la clarificaci¨®n interna.
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