Adi¨®s a Celibidache
La voz de un amigo, desgraciadamente grabada, nos dice que el maestro Celibidache ha muerto. Bajo la angustia y el inconsciente rechazo de saberlo, preparamos el viaje para un adi¨®s que tristemente poca de la gente que le quer¨ªa y admiraba pudo preparar.Atravesamos campos de girasoles, como tantas otras veces lo hicimos, y esta vez no me pregunto m¨¢s por qu¨¦ escogi¨® estos campos franceses para su retiro; simplemente pienso que este d¨ªa el sol que los quema nos acoge pobres del calor humano que el maestro irradiaba. As¨ª, fr¨¢giles, lo esperamos frente a la iglesia de La Neuville sur Essonne, un pueblito al sur de Par¨ªs. Una misa de conmovedora sencillez precede la peque?a procesi¨®n hacia el cementerio.
Queda un vac¨ªo en cada coraz¨®n que vivi¨® su ense?anza, su m¨²sica, su presencia; queda el perseverar por un profundo respeto hacia la m¨²sica, el perseverar por una verdad. Gracias, siempre gracias, al maestro.-
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