Berezovsky, un grande del piano
Cada d¨ªa, las plurales convocatorias de la Quincena encuentran respuesta masiva en el p¨²blico donostiarra. El viernes, mientras en la sala Excelsior del Mar¨ªa Cristina el octeto de violonchelos de Ariscuren expon¨ªa su peculiar repertorio espa?ol, en el Teatro Victoria Eugenia The Sixteen, conjunto de voces y orquesta creado y dirigido por Harry Christopher, erig¨ªa el oratorio Israel en Egipto, de Haendel.Christopher, desde 1986, cuando a?adi¨® instrumentos al coro que fundara diez a?os antes, practica un estilo interpretativo del barroco equidistante del exceso historicista y del libertinaje rom¨¢ntico, gracias al cual, sin embargo, fue posible la resurrecci¨®n y nueva estimaci¨®n de las ingentes creaciones de Bach, Haendel, Scarlatti o Purcell. Tambi¨¦n goza el grupo brit¨¢nico de una gracia: la naturalidad. Cantan las treinta voces mixtas y tocan los instrumentistas como si cumplieran la obligaci¨®n del servicio religioso, esto es, al margen del menor divismo y atentos a poner en evidencia las significaciones del texto. Israel en Egipto, tan rico en n¨²meros corales, abunda en ¨¢reas y d¨²os; ya sabemos su forma de antemano, pero siempre nos atrae la pura sustancia musical.El ¨¦xito fue grande y tuvo con tinuaci¨®n el s¨¢bado en el mismo Victoria Eugenia con la presentaci¨®n de la Sinf¨®nica de Radio Francfort dirigida por Dimitri Kitaienco, premio Karajan 1969. Como solista del Tercer concierto, de Rasmaninov, tuvimos a un joven y muy definido valor: Boris Berezovsky (Mosc¨², 1969), premio Chaikoski en 1980 y valor en alza. Posee una t¨¦cnica preciosa de ejecuci¨®n que pone en todo momento al servicio de muy refinados y rigurosos conceptos musicales. En sus manos, la vena filorom¨¢ntica de Rasmaninov, recobr¨® toda su autenticidad, nos lleg¨® desde un sentimiento ¨ªntimo a trav¨¦s de unas calidades sonoras de suaves coloraciones, datos todos con los que se identific¨® plenamente Kitaienko. Despu¨¦s, maestro y sinf¨®nica desentra?aron el mundo no siempre claro del Poema divino, de Scriabin. El esfuerzo interpretativo de una obra tan grande y fatigosa fue llevado a cabo con muchas calidades, riqueza de contrastes e imaginaci¨®n sonora, lo que vali¨® a los m¨²sicos visitantes muchas ovaciones.
Sin embargo, la m¨¢s intensa impresi¨®n de la jornada fue ese l¨²cido pianista de 27 a?os, que hoy es un triunfador y ma?ana ser¨¢ un mito.
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