Un premio Nobel relata su traves¨ªa por la locura en el congreso de psiquiatr¨ªa
John Nash sufri¨® un trastorno esquizofr¨¦nico durante 15 a?os
Los delirios son como un sue?o del que no se despierta, explic¨® ayer el matem¨¢tico John Nash, que obtuvo en 1994 el premio Nobel de Econom¨ªa por su teor¨ªa de los juegos, enunciada en su juventud. Entre medias, una traves¨ªa de m¨¢s de 15 a?os por la locura con internamientos intermitentes, contribuciones tambi¨¦n intermitentes a la ciencia y una firme ayuda familiar- que ayer cont¨® a los asistentes al X Congreso Mundial de Psiquiatr¨ªa.
Cuando le dieron el premio Nobel Nash no quiso comentar su historia, conocida por muchos en forma fragmentaria. Ayer, sin embargo, este matem¨¢tico, de apariencia fr¨¢gil y triste, de 68 a?os, habl¨® con gran franqueza y su an¨¢lisis de su propia peripecia fue el de un cient¨ªfico, desapasionado y a ratos escalofriante. Le acompa?aba su ex esposa Alicia, con la que sigue viviendo y que siempre le ha apoyado.La presidenta de la Asociaci¨®n Mundial de Psiquiatr¨ªa, Felice Lieh Mak, present¨® a Nash como un s¨ªmbolo de esperanza, un explorador de un universo sin l¨ªmites, el de la mente humana, en el que se ha adentrado m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites convencionales. Algo, por otra parte, no ¨²nico en el campo de la matem¨¢tica seg¨²n record¨® el mismo Nash, citando a cient¨ªficos como Georg Cantor, Kurt Godel o A. M. Turing, que sufrieron trastornos mentales en alg¨²n momento de sus vidas o ten¨ªan una personalidad exc¨¦ntrica.
Su mensaje fue que la b¨²squeda de la racionalidad (como ideal, ya que la mente humana no est¨¢ bien adaptada al pensamiento l¨®gico), puede acarrear estas consecuencias. En su caso, se?al¨®, el miedo a la mediocridad profesional le llev¨® a embarcarse en un proyecto demasiado ambicioso que pudo desestabilizarle f¨ªsicamente.
Los delirios de Nash fueron de tipo mesi¨¢nico, pol¨ªtico y religioso. En 1958 hab¨ªa sido nombrado el matem¨¢tico joven m¨¢s prometedor por la revista Fortune. Un a?o despu¨¦s, reci¨¦n casado y a punto de tener un hijo, le atac¨® la enfermedad. "Empec¨¦ a sentir que la gente del MIT [el prestigioso Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts] se comportaba extra?amente conmigo y pronto esto se ampli¨® a la gente de Boston. Ve¨ªa criptocomunistas por todas partes".
Su enfermedad le llev¨® a irse a Europa, renunciar a la nacionalidad estadounidense y declararse un refugiado en Ginebra primero y en Par¨ªs despu¨¦s. En 1960 fue devuelto a su pa¨ªs y sufri¨® etapas de hospitalizaci¨®n seguidas de otras en las que viv¨ªa en casa de familiares pero no pod¨ªa trabajar ni relacionarse. Por dentro era otra cosa: "Me ve¨ªa como un hombre de gran importancia en la religi¨®n y empec¨¦ a oir voces". Finalmente volvi¨® a la casa de su esposa, que ya se hab¨ªa divorciado de ¨¦l, y poco a poco dej¨® de tener s¨ªntomas.
"Recobrar la racionalidad despu¨¦s de ser irracional causa mucho dolor", asegur¨® Nash, y se pregunt¨® por el significado de la palabra recuperaci¨®n en un caso de locura. ?Se ha recuperado un m¨²sico si ya no puede componer grandes obras? "Yo no me siento recuperado si no puedo producir cosas buenas en mi trabajo", afirm¨®.
El congreso continu¨® ayer con su dens¨ªsimo programa de decenas de cursos, simposios y conferencias diarios. Temas de gran impacto social como la atenci¨®n de los enfermos mentales fuera o dentro de su entorno familiar y el caso de la enfermedad de Alzheimer coexisten con otros considerados ligeros por muchos especialistas, como las consecuencias psicol¨®gicas del acoso sexual, que ayer fue objeto de una sesi¨®n en la que todos los ponentes eran estadounidenses.
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