Liquidaci¨®n de tullidos
Para la cuarta corrida de la feria colmenare?a, tres ganaderos hicieron liquidaci¨®n de existencias. Como ya hab¨ªan vendido, a lo largo de la temporada, los toros m¨¢s aprovechables, tuvieron que echar mano de lo poco que quedaba en las dehesas. Y lo que les quedaba era el toro rengo, baldado, lisiado e impedido.De la ganader¨ªa anunciada de Los Bayones s¨®lo pudieron lidiarse tres. Los tres, completamente in¨²tiles, por lo que su comportamiento fue el t¨ªpico de los toros extenuados: cabeceo, embestidas rebrincadas y frenazos ante la muleta. ?se es el toro que, por regla general, est¨¢ saliendo en casi todas las plazas. A ese toro hay algunos que saben aprovecharlo y otros, como los tres espadas de esta tarde, que no consiguen hacerle faena y, a lo m¨¢s que llegan es a sacar alg¨²n muletazo suelto, falto de emoci¨®n, por supuesto.
Bayones / Pedrito, S¨¢nchez, Tom¨¢s
Toros de Los Bayones (dos rechazados en el reconocimiento, uno devuelto por inv¨¢lido), anovillados e inv¨¢lidos, alguno sospechoso de pitones. 2? de S¨¢nchez Arjona, terciado, sospechoso de pitones, inc¨®modo. De La Castilleja, 2?, anovillado, inv¨¢lido, y dos sobreros: uno devuelto por inv¨¢lido, 4? alto de agujas, cariavacado, inv¨¢lido.Pedrito de Portugal: aviso y algunos pitos; silencio. Jos¨¦ Ignacio S¨¢nchez: silencio en los dos. Jos¨¦ Tom¨¢s: silencio en ambos. Plaza de Colmenar Viejo, 4? corrida de feria. M¨¢s de media entrada.
As¨ª ocurri¨® con Jos¨¦ Ignacio S¨¢nchez, que a base de ejecutar alg¨²n que otro natural de su especialidad, con lentitud y temple, consigui¨® que la m¨²sica sonara por ¨²nica vez en toda la tarde. Con todo, la faena result¨®, en conjunto, de una pobreza absoluta, y s¨®lo levant¨® leves palmoteos en el grader¨ªo. Si no hubiera necesitado cinco pinchazos y un descabello para enviar al morucho al corral del otro mundo, a lo mejor hasta le hubieran dado una orejita. Porque all¨ª, todo el mundo esperaba alg¨²n milagro art¨ªstico para agitar el moquero y salir del aburrimiento.
Con el segundo del encierro S¨¢nchez sac¨® un trasteo destemplado y desacoplado. Desisti¨® enseguida, vistas las dificultades del bichejo, otro morucho inc¨®modo por el cabeceo defensivo.
A Pedrito de Portugal, con toda seguridad, le llamaban en su colegio Pedrito Pinchauvas. Ocho pinchazos le arre¨® a su primer toro, antes de acertar con dos descabellos. Antes anduvo porfi¨®n y testarudo, hasta conseguir sacar alg¨²n muletazo. Estuvo por encima de su enemigo que, como es natural, punteaba, cabeceaba y rebrincaba. Vio c¨®mo iban al corral el de Los Bayones y el sobrero de La Castilleja y tuvo que conformarse con una faena, que brind¨® al pe¨®n Miguel Cubero, con toda la gama del toreo por alto, pues el torete estaba tan inv¨¢lido como los anteriores. Fue la faena del parip¨¦, entre pitos, rechiflas, gritos y golpes de bombo de las pe?as.
Sustitu¨ªa Jos¨¦ Tom¨¢s a un V¨ªctor Puerto que no vino a Colmenar, previo env¨ªo del resobado parte facultativo. Triunfador en la primera del ferial, se le esperaba con expectaci¨®n. S¨®lo pudo hacer dos faenas de enfermero, pues ni el toreo por alto ni el de mano baja le serv¨ªan. Si empleaba el primero, los toros le pon¨ªan los pitones en la barbilla. Si echaba mano del segundo, se ca¨ªan. Todo por no ahormarles la cabeza, ¨²nica lidia que ten¨ªan los bicharracos aquellos.
No s¨¦ si hay cl¨ªnicas veterinarias especializadas en traumatolog¨ªa. Si no las hay, que las instalen por doquier. Clientela de toros impedidos no les iba a faltar.
Babelia
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