El baile presentido

Una malla negra le cubre el cuerpo entero. Sobre la malla, una faldita de gasa; sobre la cabeza, una enorme diadema azul y en los pies, zapatilLas de raso rosa. Alicia Alonso, la directora del Ballet Nacional de Cuba, dirig¨ªa ayer el ensayo de Apolo, la pieza que representar¨¢ su compa?¨ªa en el teatro Alb¨¦niz los pr¨®ximos d¨ªas: "La pierna no es alta ahora. Y la cadera fuera. ?Lo entend¨¦is? Bueno, pues quiero verlo". Entonces la gran diva, que tiene 78 a?os y una lesi¨®n en los ojos que hace tiempo la convirti¨® en a mujer pr¨¢cticamente ciega, se sienta en una silla plegable colocada en mitad del escenario.Los bailarines han dado unos pocos pasos cuando Alonso manda parar. Dice que quiere los movimientos como los de los culturistas. Para que se vean bien todos los m¨²sculos. Luego entran en escena cuatro musas: "Paren. Ese Caminado tiene que ser en media punta, chiquitito y muy alto", les dice. A veces pregunta qui¨¦n est¨¢ en el escenario.Alicia Alonso no ve. Pero en su compa?¨ªa dicen que presiente. Para desplazarse, aunque sea un par de metros, se agarra al brazo de alguien. Aun as¨ª, camina completamente erguida: primero apoya los dedos y despu¨¦s los talones. Desde que lleg¨® a Madrid no ha faltado a ninguna de las representaciones de su ballet. Ni siquiera los d¨ªas de doble funci¨®n.

Ballet Nacional de Cuba, en el teatro Alb¨¦niz (calle de la Paz, 11. Metro Sol). Hasta el 22 de septiembre. Horarios en cartelera. 2.200 y 1.600 pesetas.