Empobrecer el ¨¢rbol de los cantes
Cartel de estrellas, de grandes estrellas del cante. Pocas veces en el flamenco actual se logra reunir a tantos nombres de campanillas. Almer¨ªa lo hace porque en la 30? edici¨®n de su festival est¨¢ echando la casa por la ventana.Pero los resultados no acompa?aron en esta segunda noche de festival, en la medida que leg¨ªtimamente cab¨ªa esperar de media docena de los nombres m¨¢s sonoros del cante de hoy d¨ªa. Cada uno canta lo que se le, ocurre, parece que sin mediar ning¨²n tipo de acuerdo previo entre ellos, y una y otra vez o¨ªmos los mismos estilos, a veces hasta las mismas letras
As¨ª, cinco de los seis cantaores -?cinco!- hicieron tangos y buler¨ªas. Cuatro, alegr¨ªas y soleares. Los cantaores debieran tomar conciencia de esto, porque est¨¢n empobreciendo el ¨¢rbol de los cantes.
XXX Festival Flamenco de Almer¨ªa
Cante: Vicente Soto, Rancapino,Chocolate, Chano Lobato, Jos¨¦ Merc¨¦ y Fosforito. Toque: Tomatito, Juan Habichuela, Mora¨ªto Chico y Manuel Silverlia. Plaza Vieja, 27 de agosto.
Fosforito tuvo un ¨¦xito personal importante, pese a no hallarse en un buen momento. Pero tiene un p¨²blico fiel. Cant¨® a golpes de coraz¨®n, volc¨¢ndose como en ¨¦l es habitual. Pero la voz no le responde y sufre y hace sufrir a quienes le oyen. Hay momentos en que no llega a articular el cante, que se hace ag¨®nico. Comunica angustia. Al final el poso que nos deja es una rara simbiosis de angustia y grandeza, de querer y no poder.
Jos¨¦ Merc¨¦, en cambio, se encuentra en un momento dulce de su carrera. Fue el que tuvo una actuaci¨®n m¨¢s redonda. Tientos como se deben cantar, en un aire solemne pero meciendo los tercios, d¨¢ndoles esa vida que tantos otros les quitan convirti¨¦ndolos en una cansina y tristona melopea. Espl¨¦ndido por soleares, por buler¨ªas. Merc¨¦, con su joven madurez, raramente defrauda.
Tampoco defrauda Chano Lobato. Si la veteran¨ªa es un grado, en Chano es todo un doctorado. Lo sabe todo, y su honestidad profesional le lleva a un comportamiento ¨¦tico del que muchos cantaores j¨®venes debieran tomar buena nota.Lo que hace lleva siempre un marchamo de autenticidad y flamencura ejemplares. Sus soleares, con ese eco caracolero frecuente en el cantaor, emocionaron. Sus buler¨ªas, te?idas de aires suramericanos, divirtieron.
El eco caracolero estuvo tambi¨¦n presente en el Carcelero de Rancapino, quien brill¨® especialmente en la malague?a del Mellizo. Chocolate fue quien ech¨® mano de un repertorio m¨¢s personalizado, con sus fandangos propios y una excelente versi¨®n de la serrana. Vicente Soto, solvente, quiz¨¢ se extendi¨® en exceso.
Babelia
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