El Bar?a sac¨® partido de sus estrellas
Stoichkov y Luis Enrique se repartieron los cuatro goles
El Barcelona abri¨® la Liga de las estrellas sacando el m¨¢ximo partido de las que ayer ten¨ªa disponibles en Oviedo. Su rival tuvo las riendas durante gran parte del partido y fue el que marc¨® el ritmo, pero la capacidad de resoluci¨®n del equipo azulgrana fue tan fulminante como inapelable.El problema del Bar?a fue que durante gran parte del juego se qued¨® hu¨¦rfano de bal¨®n. El Oviedo se lo escondi¨® de forma inopinada. El equipo azul ya tiene bien asimilada la doctrina de Lillo: la presi¨®n para recuperar la pelota y el buen criterio para no rifarla. El ritmo del juego lo marcaron Iv¨¢n y Paulo Bento y para Maqueda fueron las primeras oportunidades. No muchas, pero s¨ª las ¨²nicas mencionables en el primer tiempo, con excepci¨®n de una fulgurante aparici¨®n de Ronaldo. El brasile?o hizo una obra de arte en un contraataque, dos regates de fantas¨ªa y vio como entre Gamboa y el larguero sacaban su remate a gol.
S¨®lo esa jugada personal del astro azulgrana dio la imagen de un Barcelona Poderoso. Hasta el descanso lo dem¨¢s fue una consecuencia del inc¨®modo panorama que dibuj¨® el Oviedo, con su f¨²tbol de toque, de control y de apoyos.
Fue cosa de empezar el segundo tiempo y aparecer el Barcelona demoledor. Fue como una tormenta y en ella las rutilantes estrellas cul¨¦s dejaron su tarjeta de presentaci¨®n. D¨¦ la Pe?a cogi¨® el tiral¨ªneas y traz¨® el pase que sue?a con recibir los buenos extremos. Stoichkov, el destinatario, resolvi¨® sin andarse por las ramas. Apunt¨®, conect¨® la zurda y el bal¨®n se col¨® entre las piernas de Rafa. No se hab¨ªa recuperado del golpe el Oviedo cuando Ronaldo rompi¨® la defensa azul y le sirvi¨® en bandeja al b¨²lgaro el segundo gol.
El Barcelona se encontr¨® de pronto con el partido en la mano. Entonces empezaron a establecerse las diferencias entre los jugadores discretos y los que saben resolver. Maqueda y Vitor Ba¨ªa escenificaron la acci¨®n del primer gol del partido, pero el resultado fue una feliz intervenci¨®n del guardameta, portugu¨¦s. Luego, Oli sorprendi¨® a Vitor Ba¨ªa con un zurdazo imponente y el Oviedo entr¨® de nuevo en la disputa del partido.
El partido se decidi¨® cuando de nuevo se abri¨® un abismo de eficacia entre los dos guardametas y cuando Luis Enrique inici¨® su recital cabeceador.
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