La paz de L¨¦bed
LA GUERRA de Chechenia ha quedado. en suspenso. La paz que una semana atr¨¢s firm¨® Alexandr L¨¦bed con ¨¦l jefe militar de los independentistas chechenos, Asl¨¢n Masj¨¢dov, tiene visos de capitulaci¨®n Tusa, lo que explica las resistencias de Mosc¨², donde el tratamiento de este conflicto se entremezcla con una intensa lucha de poder, acrecentada por la enfermedad- de Yeltsin. Pero por vez primera desde hace 21 meses, las armas llevan calladas varios d¨ªas.Rusia no puede ganar esta guerra que inici¨® Mosc¨² al intentar aplastar por la fuerza una independencia que los rebeldes chechenos hab¨ªan declarado hace cinco a?os y que hasta entonces el Kremlin hab¨ªa tolerado impl¨ªcitamente. La guerra ha dejado esa tierra cauc¨¢sica sembrada de 80.000 cad¨¢veres.
L¨¦bed siempre ha defendido un compromiso pol¨ªtico para sacar a Mosc¨² del atolladero checheno., Y realmente ha sido ¨¦l, al ignorar una orden del Kremlin para un ataque masivo contra los chechenos, el que ha hecho posible este primer atisbo de acuerdo. La tregua pactada por L¨¦bed, que ha actuado en la crisis como "representante personal" de Yeltsin, no ofrece garant¨ªas de estabilidad. Pero es la ¨²nica paz posible en lo inmediato, a cambio de aplazar cuestiones esenciales como el estatuto de esta rep¨²blica en la Federaci¨®n Rusa, o incluso un atisbo de independencia que se decidir¨ªa en un hipot¨¦tico refer¨¦ndum en el 2001. No es, sin embargo, previsible que la Federaci¨®n Rusa deje escapar un territorio rico en petr¨®leo y que podr¨ªa significar un primer roto en su tejido complicado y algo deshilachado. La paz de L¨¦bed tiene ciertos l¨ªmites.
Para empezar, la retirada de las tropas rusas, que seg¨²n el acuerdo L¨¦bed-Masj¨¢dov deb¨ªa empezar este domingo. Yeltsin se ha opuesto a una retirada "r¨¢pida", probablemente para dar satisfacci¨®n a las Fuerzas Armadas, pero tambi¨¦n para evitar un vac¨ªo de poder en Chechenia que la guerrilla llenar¨ªa con toda naturalidad. Pero es justamente la permanencia de las tropas rusas la que puede poner en peligro la tregua y evitar que se consolide la paz, pues ¨¦ste era uno de los objetivos centrales de los independentistas chechenos. En los pr¨®ximos d¨ªas deber¨ªa verse si se concreta una Administraci¨®n para Chechenia- en la que todas las partes est¨¦n. representadas, o si por el contrario se desanda el camino y se vuelve a la violencia. Pactos con los chechenos los ha habido anteriormente -la ¨²ltima vez durante la campa?a de las presidenciales-, pero el enga?o acab¨® siempre con los esfuerzos de pacificaci¨®n.
La guerra no era popular entre los rusos. La paz de L¨¦bed s¨ª parece serlo, a pesar de lo que tiene de capitula ci¨®n. Pero la lucha por el poder es intensa en el Kremlin, y los contrincantes -L¨¦bed, el primer ministro, el jefe del Gabinete presidencial, el alcalde de Mosc¨², entre otros- est¨¢n utilizando los acuerdos sobre Chechenia como arma arrojadiza. No puede sorprender que Chernomirdin los aceptara s¨®lo con pinzas, y que Yeltsin, probablemente m¨¢s preocupado por su futura opera ci¨®n cardiaca, dejara pasar varios d¨ªas antes de darle una bendici¨®n sumamente condicionada.
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